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El Frankenstein de Del Toro, “como un recién nacido”

Nueva York., 24 de octubre del 2025.- Cuando Tamara Deverell, la diseñadora de producción, cruzó por primera vez el casi terminado set del laboratorio de Victor Frankenstein, no pudo evitarlo.

Un enorme laboratorio encaramado en lo alto de una antigua torre de piedra escocesa, con una gran ventana redonda que dejaba entrar la luz en un sitio lleno de aparatos ornamentados y un cuerpo malformado extendido sobre la mesa de operaciones. Afirma: “entré al set del laboratorio cuando estábamos terminándolo y pensé: ‘¡Está vivo!’”.

Al hacer Frankenstein, es difícil resistirse a las metáforas. El cine, en sí mismo, es un arte Frankenstein. Cada elemento de la producción –los trajes, el diseño del set, la iluminación, la música– se unen como apéndices cosidos en un solo cuerpo.

La nueva adaptación de Del Toro es un festín de artes cinematográficas, ensamblado con el conocimiento artesanal de la vieja escuela de Hollywood. El cineasta convocó a muchos de sus colaboradores más habituales para convertir su visión de Frankenstein en una realidad viva y palpitante.

Del Toro expresó: “quería una película hecha a mano de una escala épica. Los sets son enormes. El vestuario, el diseño y la utilería están hechos a mano por humanos”. La diseñadora Kate Hawley podía hacer el vestido más ricamente coloreado, pero si no se veía bien con las luces elegidas por el director de fotografía, Dan Lausten, no funcionaría. Mike Hill, diseñador de criaturas, no podía hacer al monstruo sin moldearlo alrededor del actor Jacob Elordi.

En Frankenstein, Del Toro buscó honrar tanto el espíritu frenético de la creación, expresado al máximo por Victor (Oscar Isaac), como exaltar al monstruo (Elordi), un personaje con el cual ha sentido una profunda afinidad desde la infancia.

Hill trabajó por primera vez con Del Toro no en una película, sino en una pieza para la colección privada del director: un modelo de Boris Karloff sentado en la silla de maquillaje para Frankenstein de 1931. En las cintas del realizador mexicano, las criaturas son a menudo el alma misma de la película.

Para Frankenstein, Hill y Del Toro no querían una monstruosidad cubierta de costuras. Querían un recién nacido.

El monstruo difiere en varios aspectos del original de 1931. No hay tuercas ni tornillos. No tiene nada de mecánico. Se parece más a un borrador de carne y hueso.

Una de las características más llamativas de la criatura en Frankenstein es la capa con capucha desgarrada que lleva en la película. Hawley, la diseñadora de vestuario, señaló que se quería un vestuario que no se sintiera como una pieza de época.

Dan Lausten, el director de fotografía, considera que mucho ha permanecido igual desde que él y Del Toro colaboraron por primera vez en Mimic (1997): iluminación de fuente única desde las ventanas, movimiento de cámara asistido por grúa, efectos en cámara siempre que sea posible y una predilección por ángulos amplios con sombras profundas.

Lausten expresó con orgullo: “No tenemos miedo a la oscuridad”.

Además, comentó: “no somos chicos de luz suave. Ésta debía tener un carácter. Nos gusta tener más contraste en la luz”.

Juntos, Lausten y Del Toro han desarrollado un lenguaje tan abreviado que a menudo tienen instintivamente una idea de cómo se unirán las tomas y cómo se bloqueará el movimiento.

Con información de: AP

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