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El Papa a los gitanos: trabajo y oración «fuerza» para derribar los muros de la desconfianza

Ciudad de México, 18 de octubre de 2025.- Dignidad y desconfianza, belleza y miedo, marginación e inculturación. Luego fe, oración, trabajo, acompañamiento, educación, formación. Y también la paz que «es posible, no un sueño». Muchas son las palabras clave del discurso que el Papa León XIV dirige a los participantes en el Jubileo de los Romaníes, Sinti y Caminanti. Tantas y tan variadas como el público del Aula Pablo VI que le escucha, ataviado con faldas gitanas bordadas, chalecos bordados, pañuelos de lunares, sombreros de ala ancha y peinados adornados con flores.

Esta mañana es tiempo de fiesta en el Vaticano con el pueblo gitano que, procedente de diferentes partes de Europa e incluso de fuera de Europa, celebra este acontecimiento jubilar con el título simbólico de «La esperanza es itinerante». Un signo de la atención de la Iglesia hacia un segmento de la población a menudo relegado y, a veces, auto-relegado a los márgenes del perímetro social. La misma atención que el Papa León, citando a sus predecesores, pide a las instituciones, a la sociedad y a la propia Iglesia, lanzando al mismo tiempo un llamamiento a estas poblaciones para que sean protagonistas del cambio.

“Sed protagonistas del cambio de época en curso, caminando juntos con otras personas de buena voluntad desde los lugares donde os encontráis, yendo más allá de la desconfianza mutua, dando a conocer la belleza de vuestra cultura, compartiendo la fe, la oración y el pan fruto del trabajo honesto”

Música, danzas, testimonios, oraciones

La llegada del Papa, a las 11h20, viene precedida de momentos de música balcánica y jazz manouche. Violines, guitarras, clarinetes, trompetas y tambores resuenan por las bóvedas de la antigua Aula Nervi, donde se comparten testimonios y experiencias desde el escenario. Y se leen escritos de gitanos del presente y del pasado. Conmovedor el que recuerda la tragedia del exterminio de los gitanos en Auschwitz: «Pueden matarnos, pero como las flores, siempre volvemos», escribió un superviviente. Aplausos en la sala, luego el Cardenal Fabio Baggio, Subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral -el Dicasterio promotor y organizador del Jubileo, junto con la Fundación Migrantes- pide «un momento de silencio y recogimiento» y pide a todos que recen el Padre Nuestro en su propia lengua. Se leen pasajes del Evangelio y de nuevo se reanuda la música y el baile con un grupo de niños y adolescentes.

«¡O Del si tumentsa!»

Entre las notas, León XIV hace su entrada, saludando a los presentes con el saludo en lengua romaní: «¡O Del si tumentsa!  El Señor esté con vosotros!».

“Que su fe fuerte, su esperanza inquebrantable sólo en Dios, la confianza sólida que no cede ante las dificultades de una vida a menudo al margen de la sociedad. Que la paz de Cristo esté en sus corazones, hermanos y hermanas romaníes, sinti y caminantes. Y que la paz esté también en los corazones de los numerosos agentes pastorales que están aquí presentes y caminan incansablemente con ustedes.”

El primer encuentro histórico en Pomezia con Pablo VI

El Papa León XIV recuerda la coincidencia de la celebración del Jubileo con el 60 aniversario del primer encuentro histórico de Pablo VI con los Rom y Sinti en Pomezia. Fue el 26 de septiembre de 1965 y el «testigo» de aquel acontecimiento es la estatua de Nuestra Señora expuesta en el Vaticano. Se trata de la efigie, donada en 1961 por el escultor Fabio Pancheri a los Sinti y Roma del Trentino, llevada por ellos en diversas peregrinaciones marianas y entregada después a Roma para la veneración del mundo. En Pomezia, Montini la coronó «Reina de los Roma, Sinti y Caminanti». Desde aquel acontecimiento, los encuentros de los Papas con estas comunidades se han sucedido cada vez con más frecuencia, «signo de un diálogo vivo y de una atención pastoral especial hacia vosotros, porción amada del pueblo peregrino de Dios», dice León.

“Sí, Dios Padre los ama y los bendice, y también la Iglesia l ‘os ama y los bendice. Pueden ser testigos vivos de la centralidad de estas tres cosas: confíen sólo en Dios, no se apeguen a ningún bien mundano, muestren una fe ejemplar con obras y palabras…”

Modelos de desarrollo injustos e insostenibles

«El corazón de la Iglesia, por su propia naturaleza, es solidario con los pobres, excluidos y marginados, con los que son considerados un rechazo de la sociedad», añadió el Pontífice, recordando que durante casi mil años peregrinos y nómadas se han encontrado en contextos que, progresivamente, han «construido modelos de desarrollo que se han revelado injustos e insostenibles en muchos aspectos».

“Por esta razón, las sociedades llamadas ‘avanzadas’ los han descartado puntualmente, situándolos siempre en los márgenes: al margen de las ciudades, al margen de los derechos, al margen de la educación y la cultura”

Sin embargo, señala León XIV, «el mismo modelo de sociedad que los ha marginado y los ha hecho itinerantes sin paz y sin acogida -primero en caravanas estacionales y luego en campamentos en las afueras de las ciudades, donde a veces seguís viviendo sin electricidad ni agua- es el que ha creado las mayores injusticias sociales a nivel mundial en el último siglo: enormes desigualdades económicas entre las personas y los pueblos, crisis financieras sin precedentes, catástrofes medioambientales, guerras».

Con información de: La Razón

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