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Disminuye 61% en seis años la población de focas de puerto en la península de BC

Ciudad de México, 17 de octubre del 2025.- En sólo seis años, la población de focas de puerto (Phoca vitulina richardii), que habita en las costas e islas de la península de Baja California, se redujo en 61.2 por ciento, confirmó un estudio del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese), las universidades Autónoma de Baja California (UABC) y la de las Américas Puebla.

“Hay una disminución evidente de 7 mil 380 a 2 mil 863 en el periodo analizado, que va de 2016 a 2022. Se trata de una caída tanto por colonia como en toda el área de distribución”, señaló María Guadalupe Ruiz Mar, estudiante del doctorado en ciencias de la vida del Cicese y parte de la iniciativa de investigación.

En entrevista con La Jornada, explicó que el descenso está asociado al aumento de la temperatura superficial del mar, que influye en la disponibilidad de alimento; y la extracción de piedra bola, que afectan negativamente su hábitat.

En México, la foca de puerto únicamente habita en Baja California y se distribuye en nueve islas y archipiélagos: Coronado, Todos Santos, San Martín, San Jerónimo, Natividad, Cedros, San Benito, San Roque y Asunción, así como en algunos sitios de la costa.

Durante el estudio se realizaron campañas aéreas – con una avioneta a 300 metros de altura– a lo largo de todos los puntos de distribución de la especie en la península.

“Recorrimos desde el archipiélago Coronado hasta la Isla Asunción, así como la línea de costa desde Bahía Todos Santos hasta Bahía Asunción”, detalló Ruiz Mar. Explicó que los sobrevuelos son la mejor manera de registrar a estos individuos, ya que se encuentran en acantilados e islas de difícil acceso”.

Para evitar cualquier sesgo en el conteo, las campañas aéreas se realizaron en temporada de muda –entre abril y junio–, cuando las focas pasan más tiempo en tierra que en el agua.

Desde la avioneta se capturaron fotografías que posteriormente fueron procesadas con el software Image Pro Plus, que permite contar a los animales tras ser identificados y marcados digitalmente en las imágenes, para generar una base de datos.

El análisis de los conteos de 2016, 2018, 2019 y 2022, por medio de modelos estadísticos, mostró una tendencia clara: la población disminuye en todas las colonias conocidas. “La caída es drástica, sí es importante”, subrayó la investigadora.

Este estudio forma parte de un megaproyecto más amplio del Centro Mexicano de Innovación en Energía del Océano, liderado por la Universidad Nacional Autónoma de México. Además del monitoreo de la foca de puerto, los sobrevuelos observaron al lobo marino de California y la foca elefante del norte, tres de las cuatro especies de pinnípedos que habitan en la región.

Uno de los hallazgos más relevantes es que, mientras en las campañas de muestreo de 2009 se reportaron 44 colonias a lo largo de toda la costa, entre 2016 y 2022 solamente fueron identificadas cuatro colonias.

Otro dato relevante es que en islas como Todos Santos, Natividad, San Benito, San Roque y San Jerónimo la disminución ha sido más lenta, lo que se atribuye a una mayor disponibilidad de alimento.

Al evaluar la relación con el calentamiento del mar, el equipo identificó un incremento de 0.7 grados centígrados en la temperatura superficial del agua. De acuerdo con Ruiz Mar, esto tiene un efecto directo en sus presas, que se desplazan a sitios menos cálidos.

“Si hay una baja disponibilidad de alimento, las focas no tienen las reservas energéticas necesarias para incrementar el número de crías. Si la hembra no está bien alimentada ni tiene reservas de grasa, no llevará a término la gestación ni podrá amamantar con éxito”, explicó.

Además, los investigadores evaluaron el impacto de la extracción de piedra bola en las playas de la península. “Las focas son muy sensibles al disturbio. Creemos que la presencia de personas y vehículos durante esa actividad provoca que huyan al agua de forma persistente y abandonen los sitios donde descansan y se reproducen”, añadió.

Gisela Heckel Dziendzielewski, investigadora del Cicese y directora del estudio, dijo a este periódico: “en la mayoría de los problemas de conservación suele haber una combinación de factores ecológicos alterados y una fuerte influencia de actividades humanas que afectan a las poblaciones silvestres.

“En este caso particular, los hallazgos más importantes apuntan a que ambas dimensiones –los cambios en el ecosistema marino y las perturbaciones humanas– están incidiendo de manera directa en el declive de las focas de puerto”, agregó.

Ruiz Mar destacó la importancia de la especie como un depredador tope, que regula poblaciones de sus presas y actúa como indicador de la salud de los ecosistemas marinos. “Si disminuyen sus poblaciones o se mueven de zona, algo que estas focas no hacen, es señal de que algo anda mal en su hábitat”, hizo hincapié.

Heckel Dziendzielewski recordó que la foca de puerto del Pacífico se encuentra en la categoría de protección especial de la norma oficial mexicana NOM-059, pero debido a la drástica disminución de su población, consideró que debería ser reubicada en la categoría de amenazada.

“Tengo conocimiento de que la NOM-059 está en revisión, sería un buen momento para reconsiderar el estatus de conservación de la foca de puerto.”

Asimismo, consideró que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) debería realizar inspecciones rigurosas en las zonas donde se lleva a cabo la extracción de piedra bola y analizar la posibilidad de suspender de manera definitiva esa actividad.

“La desaparición de estas focas es una señal clara de que el ecosistema marino y terrestre está bajo presión. Proteger su hábitat es proteger también la salud del océano”, concluyó.

Con información de: https://www.jornada.com.mx/

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