Gastronomía mexicana se alista para recibir a millones rumbo al Mundial 2026
Ciudad de México, 28 de agosto de 2025.- El Mundial de la FIFA 2026 será mucho más que futbol: también será un escaparate de la cocina mexicana. Con México como uno de los tres países sede, el sector gastronómico se prepara para recibir a más de 5 millones de visitantes internacionales, un flujo que se traducirá en derrama económica directa para los restaurantes, bares y cafeterías del país.
De acuerdo con cifras presentadas en el marco de Abastur 2025, en los primeros 5 meses de este año México ya recibió 19.4 millones de turistas internacionales, reflejo del atractivo del país como destino global. Para la industria restaurantera, que agrupa a más de 650,000 establecimientos y genera cerca de 2 millones de empleos directos, este es el inicio de una temporada clave que culminará con el Mundial.
“La gastronomía es identidad y competitividad. Lo mejor de nuestra cocina puede convertirse en motor económico y ventana de México al mundo”, afirmó Ignacio Alarcón, presidente nacional de la Canirac. El organismo proyecta un crecimiento de 4% en 2025 para el sector, impulsado tanto por el turismo deportivo como por la innovación en experiencias culinarias.
Los restaurantes mexicanos, desde los que ofrecen tacos y antojitos hasta los especializados en cocina de autor, se perfilan como actores centrales en la experiencia de los visitantes. Chefs como Ana Martorell subrayan la importancia de vincular tradición e innovación: desde reinterpretaciones del mole o los chiles en nogada, hasta propuestas de coctelería con destilados nacionales que acompañen la fiesta deportiva.
Con la cocina mexicana reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, el reto será capitalizar la atención global y mostrar que la mesa nacional no solo satisface paladares, sino que también sostiene a una de las industrias más dinámicas de la economía mexicana. En la antesala de 2026, la gastronomía está lista para jugar en casa.
Con información de: Economista