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Día de la Población Adulta Mayor: Trabajo, bienestar y acceso a derechos

Ciudad de México, 28 de agosto de 2025.- En México viven cerca de 17.5 millones de personas adultas mayores; que representan casi el 13% del total de la población. Esta proporción se ha incrementado en los últimos años, ante las tendencias demográficas, de acuerdo con las cifras del Conapo (Consejo Nacional de Población).

En el marco del Día Nacional del Adulto Mayor, que se celebra el 28 de agosto de cada año, se pone sobre la mesa la importancia de la población adulta mayor en la sociedad, de garantizar sus derechos básicos y de impulsar políticas públicas que hagan frente a los retos que implica el envejecimiento poblacional.

Participación en el mercado laboral

Pese a que las edades de retiro están entre los 60 y 65 años; la población adulta mayor en México registra una alta participación en el mercado laboral: 33% de ellos pertenece a la población económicamente activa (PEA), de acuerdo con cifras del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).

Entre las personas adultas mayores que aún trabajan, casi la mitad (49%) labora por cuenta propia, otro 38% se emplea como subordinadas remuneradas, un 10% son empleadores de otras personas y el 3% trabaja sin recibir remuneración.

Al interior del mercado de trabajo de los adultos mayores persisten las desigualdades de género. Una proporción más alta de mujeres trabaja por cuenta propia (50% contra 48% en hombres), mientras que hay más hombres empleadores que tienen sus propios negocios (12% frente a 5% en mujeres).

Y uno de los datos más alarmantes es que un 7% de las adultas mayores que trabajan lo hacen sin pago, mientras que para sus pares hombres la cifra baja a 2 por ciento.

La informalidad también se presenta en niveles significativamente mayores que en otros grupos etarios; 7 de cada 10 adultos mayores trabajan en algún esquema informal. Este nivel también es mayor en las mujeres (75% contra un 68% en hombres).

Bienestar y acceso a derechos

La población adulta mayor en México ha sido históricamente uno de los grupos más vulnerables en términos de bienestar económico y social. Aunque en los años recientes la pobreza en este grupo etario se ha reducido, todavía quedan retos para garantizar bienestar.

Al corte del 2024 se observó que 1 de cada 5 adultos mayores se encontraba en algún nivel de pobreza, de acuerdo con cifras de la Medición de Pobreza Multidimensional difundidos por el Inegi.

En situación de vulnerabilidad por ingresos está el 4.8% de las personas mayores de 65 años, mientras que en vulnerabilidad por carencias sociales se encontró al 33.2% de ellas.

Esto refleja que, si bien los ingresos promedio de los adultos mayores han incrementado sacándolos de la pobreza, su acceso a derechos básicos —como salud, seguridad social, alimentación de calidad o servicios públicos— no ha logrado universalizarse.

Entre los mayores de 65 años la carencia social más común es el rezago educativo; 41% presenta esta carencia. Esto refleja que durante su vida no lograron terminar la educación básica.

La carencia por acceso a servicios de salud es la segunda más persistente, el 25% no cuenta con afiliación a instituciones públicas y tampoco tiene cobertura de seguro privado.

Por su parte, casi 23% de los adultos mayores tampoco tienen acceso a instituciones de seguridad social (el IMSS o ISSSTE, que están directa o indirectamente ligadas al trabajo formal).

Ingresos en la edad de retiro

Uno de los principales motores de los ingresos de las personas adultas mayores en México son las pensiones, particularmente las no contributivas —las que no están ligadas a los años de trabajo—.

Según las cifras más recientes de la Secretaría del Bienestar, poco más de 12 millones de derechohabientes reciben el apoyo Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores. Esto implicaría que 7 de cada 10 mayores de 65 años cuenta con una pensión no contributiva.

Por su parte, cerca del 35% de la población de este grupo etario recibe pensiones contributivas. Este nivel cae significativamente para las mujeres, a cerca del 25 por ciento.

Eso refleja que, aunque las transferencias directas representan una mejora significativa en el bienestar de los adultos mayores, el acceso a derechos sociales que brindan las pensiones contributivas todavía representa un reto.

Adicionalmente se requiere una mirada de género en esta problemática debido a que mientras las mujeres son quienes representan la mayor parte de la población adulta (porque viven más años en promedio), son las más desprotegidas y vulnerables en el acceso a derechos durante la vejez.

Con información de: Economista

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