Colaboraciones

Acervo | Por: Pedro Luis Noble Monterrubio | La apuesta de Pemex en Deer Park

El lunes pasado el titular del Ejecutivo federal anunció formalmente la compra por parte de Petróleos Mexicanos del 50% de las acciones de la refinería Deer Park, ubicada en Houston, Texas en los Estados Unidos al conglomerado europeo Royal Dutch Shell.

El monto de la transacción rondó los 600 millones de dólares americanos y según se declaró, este esquema de adquisición le permitirá a la petrolera mexicana consolidar la refinación de los 340,000 barriles diarios que se producen en la citada instalación del valle de Texas, bajo la tenencia del 100% de los títulos accionarios que acreditan la titularidad de la sociedad mercantil que detenta la propiedad de este inmueble.

Fue en el año de 1993 durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, que Pemex para entonces encabezada por Francisco Rojas Gutiérrez, se hizo del otro 50% de las acciones de este polígono petrolero asentado en el condado de Harris.

Desde hace 28 años, Pemex y Shell compartieron operaciones teniendo como eje central de esta sociedad que se compensaron entre las partes los costos de refinación del crudo en su variación “Maya”.

Ubicada en la zona metropolitana de Houston, Deer Park supuso desde entonces ser una instalación estratégica por su geografía y conectividad, sumado a que constantemente se realizan inversiones en materia de seguridad industrial conforme a los más altos estándares aplicables. Asimismo, se constató durante estas casi tres décadas que la planta ha sido objeto de un desempeño destacado en el volumen de sus operaciones basado en su factibilidad de procesar crudos pesados ​​y ligeros sin generar combustóleo.

Bajo las consideraciones del actual titular de ejecutivo federal, la refinería de Dos Bocas que actualmente se edifica en suelo mexicano sobre la región sureste será de las mismas proporciones en infraestructura de servicios a la de Deer Park y con su futura operación se conseguirá la “autosuficiencia energética ”de México en la producción de combustibles antes de 2023.

Sin embargo, queda claro que Dos Bocas comienza “desde cero” con las implicaciones logísticas que esto genera, en tanto que Deer Park es una refinería con más de 90 años de antigüedad, lo que de ninguna manera la hace obsoleta en virtud de su continuo mantenimiento, pero sí una instalación claramente probada.

Esta es pues, una apuesta del gobierno federal encaminada a fortalecer su agenda en materia de energía que invariablemente ha comenzado a ser analizada por la opinión pública del país una vez que se patentizó. Diversos expertos se han situado en el transcurso de esta semana en emitir los primeros comentarios respecto a la instrumentación de este ambicioso proyecto gubernamental.

Dentro de las voces con amplio conocimiento del rubro energético se ha comenzado a generalizar que esta fue una apuesta deficiente en virtud de que expandir una posición en un mercado como el de los combustibles que está decreciendo año tras año supone pérdidas económicas directas. Asimismo, se ha podido documentar por varios reportes que la refinería de Deer Park enfrentará un proceso de reconfiguración que la obligará a colocar el petróleo mexicano con un destino aún incierto comparado a lo que sucedía hasta hace unos meses con la operación conjunta de Pemex con Shell , que posibilitaba envíos por contrato a largo plazo a Asia y Europa.

Es importante a destacar es que, en términos de la transacción alcanzada de enajenación de acciones por parte de Shell, será hasta 2023, cuando Pemex opere completamente esta refinería. Hasta en entonces, Shell será el operador de Deer Park. Mientras, será necesario planear la operación con mayor eficiencia del complejo, lo cual representa un nuevo reto para Pemex.

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