Colaboraciones

Acervo | Pedro Luis Noble Monterrubio | El testamento en las generaciones.

En esta columna, semanalmente durante septiembre,me permití desde este espacio de opinión abordar diversos aspectos inherentes a la celebración del testamento público abierto ante notario.

Esto, en el marco de la implementación de la campaña institucional denominada Septiembre, Mes del Testamento que está reuniendo por décimo séptimo año la coordinación del Gobierno de la República, el Colegio Nacional del Notariado Mexicano, los gobiernos estatales y los colegios de notarios locales para reducir el costo promedio por la celebración de un testamento e incentivar la cultura testamentaria.

Fue así como plasmé conceptos jurídicos propios de tan relevante acto jurídico y también variados cuestionamientos sociales que, desde mi práctica como notario público, he identificado por parte de las y los ciudadanos que generosamente me han dispensado su confianza para asesorarles en materia notarial en el momento de hacer su disposición testamentaria.

Lo anterior bajo una premisa fundamental: socializar este tema que para muchos mexicanos e hidalguenses ha sido históricamente un tabú y luego entonces fortalecer desde esta trinchera al testamento ante notario que aún cuenta con una importante posibilidad de crecimiento.

En este esfuerzo de colaboración entre gobiernos y colegios notariales, sin duda alguna ha quedado en el centro la sociedad como una labor de carácter jurídico-social. Coordinadamente hemos fortalecido nuestra vinculación ciudadana a efecto de acercar la función notarial, priorizando a la figura jurídica del testamento público a todas las regiones de México.

He podido conversar a lo largo de los últimos días con diversos colegas notarios de nuestro estado y de otras entidades, quienes, entre otros comentarios en torno al avance de esta cruzada, me compartieron opiniones en relación con la tranquilidad que experimentan los testadores.

Esta reculturización la hemos identificado en testadores en edades de plenitud, que van desde los 30 a los 60 años (se puede otorgar testamento a partir de los 16 años); una brecha generacional que hasta hace pocos años era inimaginable para nosotros los fedatarios, quienes comúnmente atendíamos a ciudadanos en adultez mayor, circunstancia que por supuesto sigue presentándose, pero que sin duda alguna se complementa con un espectro mayor de mexicanos e hidalguenses, dentro de las edades previamente referidas.

Seguramente en breve podremos acceder a los indicadores oficiales que referencien el alcance de la campaña para este 2019, pero sin duda alguna estamos frente a una nueva etapa de la celebración de testamentos ante notario. Por tanto, será labor fundamental del notariado mexicano coadyuvar con el Estado para que hacia el futuro se consolide el testamento público, como aquel vehículo legal idóneo para dotar de certeza y seguridad jurídica a nuestra sociedad en las transmisiones hereditarias.

Quiero destacar que en Hidalgo, gracias al impulso del gobernador Omar Fayad, de sus colaboradores del Gobierno del Estado y de las y los notarios quienes ejercemos la función, la campaña de testamentos se ampliará hasta octubre próximo. Continuaremos entonces prestos para servir a las y los hidalguenses que deseen otorgar su testamento.

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