Colaboraciones

Acervo | Pedro Luis Noble Monterrubio | Apreciaciones a la prueba PISA.

Fueron publicados formalmente los resultados referentes a la prueba PISA 2019, practicada en miles de estudiantes de educación básica en México a lo largo del último año por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a través de su Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos.

Medularmente debemos conocer en qué consiste y cuáles son los alcances de este procedimiento metodológico de valuación de las condiciones integrales de conocimientos para diversos grupos de alumnas.

Entrando en materia, la prueba PISA persigue el objeto natural de evaluar el nivel de conocimientos y habilidades para la participación plena en la sociedad del saber. Asimismo, diagnostica el tipo de oportunidades de aprendizaje estudiantil de determinadas sociedades para establecer de entre las más consolidadas, metas definidas para otras regiones que se encuentran por debajo de los estándares altos.

Es importante precisar que la prueba PISA es aplicada cada tres años y examina mediante un procedimiento de muestreo aleatorio a alumnos de entre escuelas públicas y privadas que rondan los 15 años, en tópicos elementales de la formación estudiantil básica que radican fundamentalmente en la lectura en español, las matemáticas y las ciencias.

Para poder ser sujeto de una prueba PISA, un país debe ser invariablemente integrante de la OCDE y en ese sentido México ha sido una referencia obligada para cada ciclo evaluativo.

Hacia este 2019 el resultado arrojado para nuestro país marca un franca condición reprobatoria en cada una de las asignaturas evaluadas. Esto es, en lectura, matemáticas y ciencias, el estudiantado mexicano obtuvo puntajes por debajo del promedio de los otros países evaluados por la OCDE, haciendo uso de la prueba PISA.

Conforme al documento de resultados “Prueba PISA 2019”, al que cualquier ciudadano puede acceder, se fija que únicamente el 1% de los estudiantes evaluados obtuvo un desempeño en nivel alto en al menos un área, en tanto que el promedio de la OCDE supera el 15% de alumnos.

Esta condición resultadista, no debe dejar de contrariar a nuestro sistema educativo, pues en esencia, los más de 7 mil estudiantes evaluados son un reflejo del mal que aqueja a gran parte de la población total estudiantil. Sin embargo, debe verse esa disyuntiva como aquella posibilidad de Estado para transitar hacia mejores condiciones de enseñanza para nuestros jóvenes. El Estado mexicano tiene desde hace ya muchos años una deuda histórica con la población a la cual le provee educación.

Esta población se encuentra a lo largo del país, en diversas condiciones fundamentalmente socioeconómicas que marcan la vida diaria escolar y luego entonces el Gobierno de México debe encontrar aquel vehículo institucional que se adecue a velar por el verdadero interés en el desarrollo educativo.

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