Violencia entre aficionados persiste fuera de los estadios pese a protocolos reforzados
- Disturbios en Irapuato dejan 10 heridos y reavivan cuestionamientos sobre la eficacia de las medidas de seguridad rumbo al Mundial 2026
Ciudad de México, 31 de diciembre del 2025.- Los episodios de violencia vinculados al futbol profesional continúan manifestándose fuera de los estadios, pese al reforzamiento de los protocolos de seguridad implementados por la Liga MX, lo que vuelve a colocar en el centro del debate la corresponsabilidad de autoridades locales, cuerpos policiales y organizadores de los encuentros.
El caso más reciente se registró en las inmediaciones del estadio Sergio León Chávez, en Irapuato, donde grupos radicales de aficionados de la Trinca Fresera y del Guadalajara protagonizaron enfrentamientos antes y después del partido amistoso de pretemporada entre ambos equipos. De acuerdo con autoridades municipales, los disturbios dejaron un saldo de 10 personas lesionadas, además de al menos dos elementos de la policía local heridos.
Testimonios y videos difundidos en redes sociales muestran a decenas de aficionados intercambiando agresiones con piedras, botellas de vidrio y bloques de concreto, tras saltar vallas de seguridad y perseguir a seguidores rivales con el objetivo de despojarlos de banderas, camisetas y otros objetos utilizados como trofeos simbólicos.
Aunque la Liga MX ha reforzado los controles de acceso a los estadios, la violencia persiste en las zonas aledañas, donde la responsabilidad recae principalmente en las autoridades municipales y estatales. El reglamento de seguridad de la FIFA establece que la protección dentro y fuera de los inmuebles corresponde a la policía y a las autoridades locales, aunque en algunos casos esta tarea es delegada a empresas privadas de seguridad, con las fuerzas públicas en estado de alerta.
Según el informe más reciente del torneo mexicano, durante la temporada 2025 —Clausura y Apertura— se detuvo a 807 personas y se retiró a mil 288 aficionados de los recintos deportivos por violar los códigos de conducta. Sin embargo, los incidentes más graves se han registrado fuera de los estadios, incluso en ciudades que serán sedes de la Copa Mundial de 2026.
En Ciudad de México y Guadalajara, dos casos recientes generaron especial preocupación. El 26 de octubre, Rodrigo Mondragón perdió la vida en el estacionamiento del estadio Olímpico Universitario tras asistir al partido entre Cruz Azul y Monterrey, luego de ser detenido y presuntamente estrangulado por personal de seguridad. Ese mismo fin de semana, en Zapopan, el adolescente José Eduardo Ramírez, de 16 años, fue asesinado tras un ataque atribuido a presuntos aficionados del Atlas, al término de una serenata organizada por seguidores del Guadalajara.
Tras confirmarse el fallecimiento del joven, la Universidad de Guadalajara exigió justicia y advirtió que “el deporte debe ser un espacio de encuentro y sana convivencia, no una causa de enfrentamiento o violencia”.
A raíz de la riña ocurrida en marzo de 2022 en el estadio Corregidora, la Liga MX implementó el sistema de reconocimiento facial FanID para identificar a los asistentes. Si bien el mecanismo ha permitido detectar y desalojar a un mayor número de personas que alteran el orden, los hechos violentos continúan registrándose en la periferia de los inmuebles deportivos.
La propia Liga MX reiteró recientemente su política de “tolerancia cero” frente a conductas violentas y advirtió que quienes incurran en agresiones serán desalojados y puestos a disposición de las autoridades. No obstante, con menos de siete meses para el arranque del Mundial 2026, los incidentes registrados evidencian que las medidas actuales aún no logran erradicar las expresiones más radicales de la violencia asociada al futbol.
