Pueblos Originarios

Reúnen cinco siglos de arte en torno a las representaciones de las mujeres indígenas

  • La muestra propone una lectura crítica de estas imágenes desde sus dimensiones históricas, estéticas y culturales
  • Es una invitación para que los visitantes reflexionen sobre sus propios imaginarios a través de 148 obras

Ciudad de México 30 de diciembre de 2025.- Desde imágenes del siglo XVI, con las que comenzó a documentarse la vestimenta tradicional, pasando por pinturas y grabados novohispanos, hasta obras del siglo pasado y del presente —entre ellas, trabajos de artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Lola Cueto y Nahui Olin—, se presentan en la exposición Disputar la mirada. Imaginarios visuales de las mujeres indígenas, con la que el Museo Nacional de Arte (MUNAL) propone una revisión sobre cómo se ha construido la manera en que imaginamos y pensamos a las mujeres indígenas.

A través de 148 obras, el recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) examina los aspectos contradictorios en estas representaciones. Por ejemplo, se muestran imágenes en las que se evoca la identidad nacional, donde la mujer indígena simboliza a la madre patria y se destaca su papel como dadora de vida, frente a estereotipos que las invisibilizan y que son puestos en cuestión.

Las curadoras de la muestra, Andrea García y Ariadna Solís, plantean preguntas sobre cómo nos imaginamos a las mujeres indígenas y sobre cómo “debería” o no ser una mujer indígena. Esta exposición, advirtieron, busca abrir preguntas ante “un pendiente histórico”, pues se trata de imágenes que se articulan de forma política.

La muestra está constituida por cuatro núcleos. El primero, Reimaginar el origen, inicia con una tríada significativa: La tierra (1945), de María Izquierdo, pintura en la que aparece una mujer con rasgos indígenas cubierta únicamente con un rebozo; el textil Huipil para Malintzin (2023), de las tejedoras oaxaqueñas Alicia Molina y Silvia Vera; y Guendarutoo (2022), obra que muestra territorios indígenas ocupados y explotados, donde las mujeres sufren violencia.

El origen de lo “mexicano” se presenta a través de la figura de la mujer indígena asociada al territorio, la tradición, la fertilidad y la maternidad, en obras como la escultura Malinche (1852), de Manuel Vilar; la pintura Familia indígena (1725), del novohispano José de Ibarra; así como grabados como Mujer de Tehuantepec o Sirvienta indígena (ambos de 1828), de Claudio Linati, difundidos en Europa y referentes para imaginar cómo se veían las mujeres indígenas en el México de la época.

El núcleo Revestir la herencia ahonda en las características con las que se construyeron las imágenes de las mujeres indígenas y que establecieron marcadores raciales: el cabello largo trenzado, ciertos textiles y colores, así como determinados rasgos físicos. Esto se observa en obras como Mujer de la sierra de Orizaba (s/f), del artista del siglo XIX José Justo Montiel; Mujeres peinándose (1930), de Lola Cueto; La ceiba (1956), de Raúl Anguiano; o esculturas como La mestiza (1936), de Rómulo Rozo, y Escarmenándose (1958), de Tomás Chávez.

La variedad de representaciones permite identificar repeticiones, pero también grietas dinámicas que abren nuevas rutas de reflexión en torno a las diversidades, como el proyecto Nguiu (transexuales, lesbianas, transgéneros, bisexuales, zapotecas del Istmo de Tehuantepec, 2024).

El núcleo Engendrar la tierra muestra otras formas de representación desde el quehacer artístico de las propias mujeres indígenas, mediante la reapropiación de técnicas tradicionales como el textil y el bordado. Ejemplo de ello son Sin título (2013–2014), de la poeta juchiteca Natalia Toledo, y Manos del mar (2025), de Ofelia Gijón, que dialogan con grabados como Descanso del trabajo y Preparándose para la danza (ambos s/f), de Jean Charlot, o Tía Anastasia / La enferma (s/f), de Mariana Yampolski.

Reconquistar la imagen ofrece un repaso por las representaciones de las mujeres indígenas en distintos medios, desde revistas hasta el cine, con imágenes que las idealizaron y que se alejaban de sus realidades, preocupaciones y deseos. Destacan fotografías de Luis Márquez Romay, como Tehuana sentada en una silla de ruedas de American Express (s/f), Grupo de cuatro mujeres posando con indumentaria regional con el auto Buick (1938), así como carteles de José Chávez Morado para publicitar marcas de refresco.

Este núcleo también exhibe obras como Retrato de Rosa Rolanda (ca. 1926), de Roberto Montenegro, donde se observa a la artista con un traje de tehuana, así como el Retrato de Dolores del Río (ca. 1938), en el que la actriz aparece vestida con traje tradicional de charra. Asimismo, se muestran imágenes que las presentan encarnando ideales nacionalistas.

La exposición Disputar la mirada. Imaginarios visuales de las mujeres indígenas permanecerá abierta hasta el sábado 25 de julio de 2026 en el Museo Nacional de Arte, ubicado en Tacuba 8, Centro Histórico de la Ciudad de México. Puede visitarse de martes a domingo, de 10 a 18 horas.

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