La Santa Sede en la ONU: Los niños ucranianos deben regresar con sus familias
Ciudad de México, 05 de diciembre de 2025.-La Santa Sede continuará sus esfuerzos para garantizar el regreso de los niños ucranianos a sus familias, incluso a través del compromiso del Enviado Especial del Santo Padre para Asuntos Humanitarios en Ucrania, el cardenal Matteo Zuppi, y para asegurar la liberación de los prisioneros de guerra. Así lo declaró la Misión Permanente de Observación de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, durante una Sesión Extraordinaria de Emergencia de la Asamblea General. La sesión también reiteró su aliento a las partes implicadas en el conflicto en Ucrania, así como a la comunidad internacional, para que sigan trabajando por el regreso de los niños, que es una cuestión de justicia y no debe verse eclipsada por consideraciones políticas.
Abierto al diálogo
«La prolongada guerra en Ucrania», continúa, «con sus profundas y dolorosas consecuencias, ha devastado ciudades antaño vibrantes y ha perturbado la vida de niños que deberían crecer en un entorno pacífico, libre de conflictos». Por lo tanto, el llamamiento es a un «alto el fuego inmediato, que allane el camino a un diálogo sincero y valiente», y, por consiguiente, al fin de la guerra, «no en un futuro indeterminado, sino ahora», ya que «cada día que pasa, el número de víctimas aumenta, la destrucción se extiende y el odio se profundiza. Cada día sin paz roba algo a toda la humanidad». La Santa Sede invita a las naciones reunidas en la ONU en Nueva York a «rechazar la pasividad y brindar apoyo concreto a cualquier iniciativa que pueda conducir a negociaciones genuinas y a una paz duradera».
La resolución de la ONU
La Asamblea General instó entonces a Rusia, en una resolución no vinculante aprobada por 91 votos a favor, 12 en contra y 57 abstenciones, a «la devolución inmediata, segura e incondicional de todos los niños ucranianos que han sido trasladados o deportados por la fuerza», instando a Moscú a «cesar cualquier práctica futura de deportación, separación de las familias, cambio de ciudadanía, adopción o acogida y adoctrinamiento», y expresando «profunda preocupación por la suerte de los niños ucranianos separados de sus familias desde que Moscú anexó Crimea en 2014, incluidos los trasladados dentro del territorio ucraniano ocupado y los deportados a Rusia».
