Cuba celebró los 50 años de la independencia de Angola y de una amistad agigantada en el tiempo
Ciudad de México, 19 de noviembre de 2025.-El mar los separa; es una distancia física. Pero hay lazos históricos y emocionales que hacen de Cuba y de Angola dos naciones hermanas, dos integrantes de una familia única.
Es lo que dijo a esta reportera, cierta vez, un joven africano: la sangre es más fuerte que el agua. Y esa sentencia de intensidad emergió hermosa, este martes en la tarde, mientras desde el Palacio de la Revolución se celebraba el acto de conmemoración del aniversario 50 de la independencia de Angola y de las relaciones diplomáticas con la Mayor de las Antillas.
Desde el Salón Portocarrero, y con la presencia del Presidente del Consejo de Defensa Nacional, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, fue hermoso escuchar, en voz del general de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera –miembro del Buró Político y ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias–, que «ayer compartimos en las trincheras», y que hoy «nos enorgullece que Angola es el país africano donde Cuba tiene la colaboración más diversa y numerosa».
Momentos antes de que comenzara el acto de conmemoración –que contó con otros miembros del Buró Político, con dirigentes del Partido, el Gobierno, la Unión de Jóvenes Comunistas, las organizaciones de masas, el Ministerio de Relaciones Exteriores, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Ministerio del Interior, el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, entre otros invitados– el Presidente Díaz-Canel sostuvo un cálido saludo con representantes del cuerpo diplomático, quienes habían llegado para participar en la celebración.
En el protocolar Salón de los Próceres, el dignatario se encontró con amigos de Angola, Yibuti, El Congo, Guinea-Bissau, Cabo Verde, Sudáfrica, Jamaica, Namibia, Mozambique, y Guinea. A ellos, Díaz-Canel les expresó: «Además de saludarlos, tengo la encomienda de Raúl –quien sabía que ustedes iban a estar en el acto– de darles un saludo y un abrazo».
Fue ese el preludio de la ceremonia en el Salón Portocarrero, donde también se encontraba presente el excelentísimo señor Carlos Cruz de Lemos Sardinha, embajador extraordinario y plenipotenciario de la República de Angola en Cuba.
En los primeros momentos se recordó que el pasado 6 de noviembre, en acto encabezado por el presidente de la hermana nación angolana, Joao Manuel Gonzálves Lourenco, fueron entregadas medallas de la clase «Honor», máxima distinción, al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y al General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder al frente de la Revolución Cubana.
Cuando el embajador Carlos Cruz de Lemos Sardinha compartió un discurso marcado por el cariño, dijo que le embargaba la emoción por el hecho de tener la responsabilidad, como representante de su nación en el país caribeño. A sus «hermanas y hermanos de la bella Isla», extendió sentida gratitud por la actividad conmemorativa; y recalcó que Cuba siempre ha brindado a la nación africana el máximo apoyo.
El diplomático dedicó palabras a una amistad entre dos pueblos, la cual no ha tenido como impedimento, dijo, la distancia geográfica. Recordó a los cubanos que cruzaron el Atlántico para luchar por Angola, y dijo que las nuevas generaciones deben conocer cómo fue que la Isla apoyó a la nación africana en un duro momento, y a pesar de que ya el país caribeño sufría las consecuencias del bloqueo imperial.
Dio gracias a Cuba por su ejemplo de solidaridad, y por seguir firme. Y a todos los presentes, aseguró que el esfuerzo y el sacrificio del país caribeño en favor de Angola no fueron en vano.
Las palabras centrales estuvieron a cargo del general de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera, quien dijo, al comienzo de su discurso: «Nos reunimos hoy para conmemorar el aniversario 50 de la proclamación de la independencia de Angola, un hito de libertad que resonó en los confines de África y del mundo.
«El 11 de noviembre de 1975 Angola, la más extensa y rica de las colonias portuguesas, rompió las cadenas del colonialismo, con la dignidad y el coraje de sus hijos, para alzarse soberana y escribir una página imperecedera de la liberación y descolonización africana».
El miembro del Buró Político rememoró que esa independencia se proclamó bajo el asedio, desde el Norte, del ejército zairense, con fuerzas mercenarias reforzadas por la maquinaria bélica sudafricana, que intentaban ocupar Luanda; y de columnas blindadas de la Sudáfrica segregacionista, que por el sur avanzaban rápidamente, en igual carrera por conquistar la capital.
