Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Juana Inés de Asbaje: libertad, conocimiento y resistencia en la Nueva España.
Juana Inés de Asbaje, Sor Juana Inés de la Cruz, nació el 12 de noviembre de 1651 en San Miguel Nepantla, en el Virreinato de la Nueva España.
Figura excepcional del siglo XVII, su vida se desarrolló en un contexto dominado por estructuras rígidas tanto sociales como religiosas, donde la educación femenina era casi inexistente y la Iglesia ejercía un fuerte control intelectual. Aun así, Sor Juana se convirtió en la voz más brillante de la literatura novohispana y en un símbolo perdurable de la libertad de pensamiento.
Desde muy joven mostró un talento extraordinario para el aprendizaje. Aprendió a leer a los tres años y ansiaba estudiar a tal grado que deseó ingresar a la universidad disfrazada de hombre. Ante la imposibilidad de acceder a la educación formal, encontró en los libros su refugio.
En 1669 ingresó al Convento de San Jerónimo, decisión trascendental que le permitió dedicarse al estudio y la escritura. Más que una renuncia al mundo, el convento se convirtió para Sor Juana en un espacio de libertad relativa: allí reunió una vasta biblioteca, dialogó con intelectuales de la época y escribió poesía, teatro, prosa filosófica y villancicos para catedrales. Su obra demuestra un dominio magistral del lenguaje, pero también una profunda reflexión sobre el conocimiento, la condición humana y la injusticia social.
Su afán libertario se manifiestó con fuerza en su célebre texto “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz”, donde defiende con argumentos teológicos y racionales el derecho de las mujeres a estudiar. En esta carta, Sor Juana desmonta la idea de que el saber pertenece solo a los hombres y proclama que el entendimiento no tiene género. Con firmeza, reivindica su vocación intelectual y denuncia las presiones que buscaban silenciarla. Su postura constituye una de las primeras defensas articuladas de la libertad femenina en el ámbito hispánico.
Sin embargo, su actividad intelectual despertó resistencias y pese a todo mantuvo su vocación ante el estudio y el desarrollo intelectual.
El legado de Sor Juana persiste como testimonio de resistencia frente a la censura y las limitaciones sociales. Su vida demuestra que la búsqueda del conocimiento es una forma profunda de libertad y que pensar, escribir y cuestionar son actos que desafían incluso las estructuras más opresivas.
Su legado invita a desafiar las estructuras que acallan, a reclamar el derecho a saber y a honrar la libertad intelectual como una forma de dignidad humana.
