Biobanco Nacional de Demencias avanza en el estudio de métodos de diagnóstico no invasivos
Ciudad de México, 19 de septiembre del 2025.- El Biobanco Nacional de Demencias (BND), único en su tipo en México por albergar una colección de 20 cerebros humanos y 400 fragmentos de tejido, es una infraestructura científica clave para la comprensión de enfermedades neurodegenerativas, el desarrollo de medicamentos e incluso el fomento de la ciencia colaborativa.
Ubicado dentro de las instalaciones de la Universidad Politécnica de Pachuca (UPP), en terrenos de la ex Hacienda de Santa Bárbara, en Hidalgo, el banco cuenta con un cuarto de almacenamiento de tres por tres metros, sin ventanas, donde cerebros y diversos órganos descansan en solución de formol, organizados meticulosamente en estanterías.
Durante un recorrido para La Jornada, José Luna Muñoz, director del Biobanco, resaltó que “los bancos de cerebros en el mundo han permitido descubrimientos fundamentales que impulsan el desarrollo de fármacos y alientan la búsqueda de métodos de diagnóstico no invasivos”.
El BND en México tiene sus orígenes en 1994, con el trabajo de José Raúl Mena López (1953-2014) en el Departamento de Fisiología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que en 2012 se consolidó como Banco Nacional de Cerebros.
En 2020 se trasladó a la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la Uniersidad Nacional Autónoma de México, convertido en Biobanco Nacional de Demencias, y desde 2023 se encuentra alojado en un edificio de la UPP, donde cuenta con una zona de almacenamiento y laboratorio.
Además, forma parte de la Red Latinoamericana de Bancos de Cerebros (conformada por República Dominicana, Argentina, Colombia, Brasil y México) y tiene vínculos con asociaciones de Alzheimer.
El cambio de nombre, explicó Luna Muñiz, se originó porque las investigaciones de los años anteriores señalan la posibilidad de que las enfermedades neurodegenerativas comiencen en otras partes del cuerpo, lo que los hizo pensar en recibir donaciones de tejido de hígado, intestino, riñón, páncreas y fracciones de piel.
“Al principio lo único que nos donaban eran fragmentos del hipocampo, un área encargada de la memoria de corto plazo; después nos dimos cuenta que era necesario obtener todo el cerebro, y en los pasados años, nos dimos cuenta que es importante obtener otros tejidos para visualizar la neurodegeneración de manera integral.”
Debido a que el Biobanco en México no cuenta con un ultracongelador capaz de conservar muestras a 80 grados –lo que permitiría realizar estudios bioquímicos y genéticos–, cuando se recibe una donación el cerebro se coloca directamente en formol.
Una vez que se tienen los tejidos hacen el diagnóstico post mortem de la enfermedad y se lleva un registro clínico e histopatológico. Además, el acervo se maneja bajo códigos de identificación, para proteger la identidad del donante.
Cuando se han cubierto estos pasos, cada parte se inscribe en un protocolo de investigación y se realizan las pruebas correspondientes.
En conversación con este medio, Blanca Estela Jaramillo Loranca, directora de Investigación, Innovación y Posgrado de la UPP, explica que decidieron alojar al BND porque consideraron que reforzaría las investigaciones dentro del doctorado en ciencias y tecnologías avanzadas.
“Tenemos una aportación de realizar investigaciones que tienen una aplicación, tanto en la generación de conocimiento como en la formación de estudiantes en áreas de la salud, al conocer herramientas de estudio a nivel molecular, que son de vanguardia con el mundo.”
Con el fin de costear los insumos necesarios para la preservación de los tejidos y emprender investigaciones, el Biobanco depende de la aprobación de proyectos de investigación, de la UPP y otras instituciones que los apoyan.
En la actualidad, el BND recibe estudiantes de nivel nacional y estatal para conocer instalaciones y tiene publicaciones donde se reconoce a la Universidad Politécnica de Pachuca como institución sede. De cara al futuro, se espera que los estudiantes puedan salir a otros laboratorios y mantener intercambios o estancias en otros bancos de cerebros de América Latina.
Con información de: https://www.jornada.com.mx/