Charlas de taberna | Pleito de cantina en el Senado: “Alito” vs Noroña | Por: Marcos H. Valerio
La histórica sede del Senado en Xicoténcatl se convirtió en escenario de un bochornoso espectáculo cuando Alejandro “Alito” Moreno, líder del PRI, agredió físicamente al presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Fernández Noroña, al cierre de la sesión de la Comisión Permanente.
Lo que debía ser un acto solemne terminó en un lamentable intercambio de golpes, reflejo de un político acorralado por acusaciones y el temor a un inminente desafuero.
El conflicto estalló tras la negativa de Noroña a ceder la palabra a los priistas, liderados por Moreno, para un posicionamiento final, incumpliendo un acuerdo previo de la Junta de Coordinación Política.
Enfurecido, “Alito” subió a la tribuna y, lejos de buscar diálogo, protagonizó un acto de violencia al empujar y golpear a Noroña en el cuello. “No me toques”, exclamó el senador del PT, pero el líder tricolor, fuera de control, desató un forcejeo que dejó al descubierto su desesperación.
UN ACTO DESESPERADO
El altercado no fue un simple arranque pasional. Analistas señalan que la furia de Moreno responde a un contexto de debilidad: la reciente salida del senador Néstor Camarillo de la Mesa Directiva y las acusaciones de enriquecimiento ilícito, junto con un presunto desvío de 83 millones de pesos según la Fiscalía Anticorrupción de Campeche, lo tienen contra las cuerdas.
Con un desafuero en el horizonte, el líder priista parece haber recurrido a la violencia como un intento de desviar la atención de su precaria situación.
El caos en la tribuna, captado en video y viralizado en redes, mostró a un “Alito” Moreno fuera de sí, empujando no solo a Noroña, sino también a un colaborador del Senado que terminó en el suelo.
Legisladores como Dolores Padierna (Morena) y Jorge Carlos Ramírez Marín (PVEM) intervinieron para evitar una escalada mayor, pero el daño ya estaba hecho. “Me golpeó y amenazó con matarme”, denunció Noroña, quien acusó a los priistas de actuar como “montoneros” en un ataque premeditado.
UN SENADO MANCHADO
El ambiente previo al incidente ya estaba cargado de tensión. Durante la sesión, Morena acusó a la oposición de promover una intervención militar extranjera, mientras PRI y PAN señalaron al partido oficial de vínculos con el crimen organizado.
En este contexto, la negativa de Noroña a ceder la palabra fue la chispa que Moreno aprovechó para desatar su frustración, transformando el Senado en un ring de pugilismo político.
Las imágenes del altercado han generado una condena generalizada. En redes, usuarios exigen sanciones y cuestionan el liderazgo de un PRI que, bajo Moreno, parece recurrir a la violencia antes que al debate. “México merece política de altura, no un circo de golpes”, señaló un analista en redes sociales. Mientras “Alito” acusa a Noroña de provocarlo, la evidencia lo apunta como el agresor principal.
Con un desafuero cada vez más cerca, el exabrupto de Moreno no solo mancha su imagen, sino la de una institución que debería ser ejemplo de civilidad. La política mexicana no necesita puños, sino ideas, y el PRI, alguna vez pilar del sistema, no puede seguir liderado por quien confunde el debate con un pleito de cantina.