Cultura

Festejan cuatro décadas de la relación entre Mongolia y México con exhibición fotográfica

Ciudad de México, 17 de agosto del 2025.- La exhibición Mongolia: Del desierto del Gobi a los montes de Altái, que se presenta en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM), realizada por el fotógrafo Phillippe Pacquet, es un punto focal para entender el estilo de vida de ese emblemático país asiático que alguna vez fue el centro de uno de los imperios más importantes en la historia.

La muestra, compuesta por 25 imágenes, es un recorrido a través de las variadas etnias que habitan desde el desierto de Gobi, al sur del país, hogar de comerciantes de camellos cuyas fronteras colindan con China, hasta el helado norte de la rugosa orografía de Altái, donde habitan los jinetes kazajos que domestican águilas reales y que recorren las heladas estepas en las fronteras con Rusia.

Francés de nacimiento, pero residente en Estados Unidos, Phillippe Pacquet es un fotógrafo de cepa. Se ha inspirado en el trabajo de Rodrigo Moya, Henri-Cartier Bresson, entre otros, y su admiración por otras culturas lo ha llevado a varias regiones del mundo como Hawái, Papúa Nueva Guinea y, por supuesto, México.

En entrevista con La Jornada, el fotógrafo habló sobre su interés en las variadas culturas de las etnias de Mongolia, a la cual se sintió invariablemente atraído luego de ver algunas imágenes de un viaje que realizó uno de sus amigos:

“Me maravilló que no es una cultura única. La gran variedad etnias y tribus que habitan en ese país y que siguen con un estilo de vida tradicional me parece algo interesantísimo. Es un país muy grande, pues en su totalidad pueden llegar a cubrir 80 por ciento de México, pero también hay muchos parajes solitarios”, dijo Phillippe Pacquet.

La travesía de Pacquet en Mongolia duró tres semanas, en las cuales convivió con miembros de las tribus kazajas que habitan los montes de Altái, una estepa helada. Ahí plasmó la habilidad de los habitantes para entrenar águilas reales, sus compañeras de cacería. Un punto en común con México, pues es la misma especie que aparece en la bandera nacional.

Esa tradición se enseña por generaciones, como se puede mostrar en los retratos que el fotógrafo hizo a los habitantes de esa etnia, quienes viven como nómadas usando yurtas (casas de campañas hechas de pieles) como refugios ante el frío. Además de su gran capacidad como jinetes, una de las grandes fortalezas que en su tiempo hicieron de esa cultura uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

“Son pueblos muy amistosos, uno como extranjero puede habitar con mucha cercanía con ellos. Son culturas impresionantes que han preservado sus tradiciones por más de 800 años. Predominan, en muchas de ellas, el animismo mongol y el budismo antiguo. Los fotografié mostrando su gran habilidad con los caballos. Son personas que habitan a un ritmo, a otra velocidad que no es como la nuestra”, comentó el artista.

Phillippe Pacquet recorrió también los desiertos que colindan con el sur de Mongolia, en la frontera con China. Ahí, otras etnias se dedican a la domesticación de camellos, además de que es la única región del mundo donde esos animales están en estado salvaje y que, desafortunadamente, se encuentran en peligro de extinción.

Los mongoles se dedican al comercio de pieles y productos de ganado. Ovejas y yaks comprenden el hato. En las noches, el desierto de Gobi queda iluminado por los astros como pequeñas ventanas al infinito.

“Fotografiarlos fue un paso importante para mí porque, a pesar de las variadas culturas y de nuestras grandes diferencias, sigo también descubriendo cómo nos unen los aspectos humanos. Estar en Mongolia fue como tener una ventana a través del tiempo en la cual podemos admirar las variadas culturas milenarias del imperio que fueron”, concluyó Phillippe Pacquet.

La exposición se realizó en el marco de los 40 años de relaciones diplomáticas entre México y Mongolia. Al no haber una embajada del país asiático en territorio nacional, una representación proveniente de Estados Unidos, encabezada por el artista y enviado cultural Gankhuyag Natsag, acudió al MNCM para la inauguración de la muestra, quien además será el protagonista de una exposición de máscaras budistas, la cual se realizará en noviembre de este año en ese mismo recinto.

En la ceremonia de apertura acompañaron al diplomático asiático la directora del recinto, Alejandra Gómez Colorado; el cónsul honorario en Mongolia, Enrique Arturo Gutiérrez, y el secretario técnico del Instituto Nacional de Antropología e Historia, José Luis Perea González.

Mongolia: Del desierto del Gobi a los montes de Altái se exhibe en la Antigua Sala de Monolitos del MNCM (Moneda 13, colonia Centro Histórico). Entrada Libre.

Con información de: https://www.jornada.com.mx/

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