Charlas de taberna | Caída libre de “El 80” y Lady Drones | Por: Marcos H. Valerio
El sol abrasador de Campeche, no fue suficiente para calentar la fría determinación de los agentes de Seguridad Pública.
Aquella tarde, en un filtro de revisión vehicular, el destino de dos figuras clave del crimen organizado cambió para siempre.
Como si fuera un corrido narrado por «Los Tigres del Norte». Una camioneta «Van» blanca, con placas de Michoacán, se detuvo bajo el escrutinio de las autoridades.
En su interior, un microcosmos delictivo: cinco adultos, cuatro menores, un bebé y un arsenal que anunciaban peligro.
Entre ellos, dos nombres destacaban como relámpagos en la tormenta: José Roberto “N”, alias «El 80», y la esquiva «Lady Drones.
Esta es la crónica de su captura, un testimonio vivo de ambición, traición y tecnología al servicio del crimen.
GOLPE QUIRÚRGICO
La operación no fue obra del azar. La coordinación entre las autoridades de Quintana Roo, Yucatán y Campeche tejió una red invisible que atrapó a los sospechosos.
La información era clara: Una camioneta blanca transportaba a integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En el municipio de Champotón, los agentes cerraron el cerco. Al inspeccionar el vehículo, encontraron armas largas y cortas, pero un objeto brilló con un fulgor especial: Una pistola con incrustaciones de oro, empuñadura de nácar y grabados con las siglas “CJNG” y “80”. Era la firma de un hombre que, durante años, había burlado a la justicia.
“EL 80”: DE FISCAL A SEÑOR DEL CRIMEN
José Roberto “N”, conocido como «El 80», no es un criminal común. Su historia es un descenso a los infiernos desde las alturas del poder.
Antiguo agente del Ministerio Público y fiscal local durante el gobierno de Javier Duarte en Veracruz, «El 80» cambió las leyes por el caos. En el sur de Veracruz, en regiones como Agua Dulce y Acayucan, su nombre era sinónimo de temor.
Durante el sexenio de Miguel Ángel Yunes Linares (2016-2018), el gobierno puso precio a su cabeza: Un millón de pesos por su captura. Pero «El 80» parecía intocable, un fantasma que operaba desde las sombras del CJNG.
Hasta ese día en Champotón, cuando su suerte se agotó. La pistola que llevaba, un trofeo de su poder, ahora era evidencia en su contra.
«LADY DRONES»: LA REINA DE LA TECNOLOGÍA LETAL
Si «El 80» era el cerebro, «Lady Drones» era el arma secreta. Su alias no es casualidad; esta mujer, identificada como objetivo prioritario a nivel nacional, manejaba drones armados con una precisión quirúrgica.
En Jalisco, sus aparatos voladores sembraron el terror, atacando a militares y policías con explosivos. En un mundo dominado por hombres, «Lady Drones» rompió moldes, convirtiéndose en una operadora clave del CJNG.
Su destreza tecnológica la elevó a un estatus casi mítico, pero también la puso en la mira de las autoridades.
En la camioneta, rodeada de menores y armas, su captura marcó un hito. No era solo una delincuente; era una innovadora del crimen, una figura que llevó la guerra del narco a los cielos.
VOCES DESDE EL OPERATIVO
Marcela Muñoz, en su comparecencia, narró los detalles con la frialdad de quien sabe que cada palabra pesa.
“La colaboración entre estados fue clave”, afirmó, destacando cómo la información compartida permitió localizar la camioneta.
El vehículo, un microcosmos del crimen, transportaba no solo personas, sino el peso de una organización criminal.
Los agentes, respaldados por decenas de policías federales y estatales, acordonaron la zona. Los detenidos, incluidos «El 80» y «Lady Drones», fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR).
Los cargos aún no se detallan, pero el perfil de ambos asegura que su proceso será un espectáculo bajo el ojo vigilante de las autoridades federales. Aún se encuentran en Campeche, pero en breve serán traslados a la Ciudad de México y de ahí a un penal de alta seguridad.
TESTIMONIO VIVO DEL CAOS Y y LA JUSTICIA
La captura de «El 80» y «Lady Drones» no es solo un operativo exitoso; es un reflejo del México donde ya está llegando la justicia y el crimen se difumina.
Él, un exfiscal que traicionó su juramento; ella, una mujer que dominó la tecnología para sembrar el miedo. Juntos, representaban el rostro moderno del CJNG: Ambicioso, letal y arrogante.
Pero en las carreteras de Campeche, su reinado encontró su fin. Los menores y el bebé en la camioneta son un recordatorio de las vidas atrapadas en la órbita del crimen.
Mientras la FGR prepara su caso, una pregunta queda en el aire: ¿quién llenará el vacío que dejaron estos titanes del bajo mundo? En el horizonte, las sirenas siguen sonando, y la justicia, aunque lenta, no olvida.