Pueblos Originarios

La luna nueva y el desierto: así celebra el pueblo Seri su Año Nuevo ancestral

Punta Chueca, Sonora, 02 de julio del 2025.- 1 de julio de 2025. Cuando el solsticio de verano da paso a las primeras lluvias y la luna nueva asoma sobre el Mar de Cortés, la Nación Comca’ac, conocida como el pueblo Seri, se reúne para dar la bienvenida a un nuevo ciclo de vida. Es el Año Nuevo Seri, una celebración ancestral que ocurre cada 30 de junio, justo en la mitad del calendario gregoriano, pero profundamente conectada con los ritmos cósmicos y naturales del Desierto de Sonora.

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El misticismo del Año nuevo Seri se teje con la astronomía, la meteorología y la cosmovisión de uno de los pueblos originarios más resistentes de México. Foto Cristina Gómez Lima

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Para los Comca’ac, cada fenómeno natural es parte de una red de significados: la luna nueva influye en las mareas, favoreciendo la pesca; las lluvias dispersas en el desierto anuncian el florecimiento de la flora y la abundancia de la fauna; y el Mar de Cortés —considerado el ‘acuario del mundo’— se renueva para dar alimento y esperanza. Foto Cristina Gómez Lima

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“Conmemoramos un Año Nuevo espiritual que evoca una época de renovación y abundancia. Hay más peces en el mar, florecen las plantas en el desierto y se renueva nuestro espíritu”, explica Jesús Alfredo Félix Segovia, el gobernador tradicional de la Nación Comca’ac. Foto Cristina Gómez Lima

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Las mujeres de la comunidad caminan hacia el corazón del desierto para recolectar pitayas, un fruto rojo que madura justo en esta temporada. Con ellas elaboran un vino considerado un elixir sagrado, que simboliza la conexión con el entorno y que, según los sabios de la comunidad, ayuda a cruzar un umbral hacia la trascendencia física y espiritual. Foto Cristina Gómez Lima

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Para la Nación Comca’ac, el tiempo se mide no solo en días y meses, sino en lunaciones y ciclos de maduración. El antropólogo Alejandro Aguilar Zeleny, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explicó a La Jornada que la primera luna nueva del verano coincide con la transición de la “luna de Imam Imam lizax” (cuando maduran las pitayas) a la “luna de Icoozlajc lizax” (cuando se amontonan las vainas de mesquite). Así, la comunidad lee en el cielo y en la tierra las señales que guían la pesca, la caza y la recolección. Foto Cristina Gómez Lima

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Uno de los detalles que cautivan a visitantes y estudiosos es la coincidencia entre una constelación con forma de jaiba —visible en esta época sobre el hemisferio norte— y la presencia real de estos crustáceos en las costas del Mar de Cortés, frente a la Isla del Tiburón, donde se encuentra asentada la tribu dividida en dos comunidades: Punta Chueca en Hermosillo y El Desemboque, en Pitiquito. Cuando la constelación desaparece del firmamento, las jaibas también abandonan la costa, cerrando un ciclo que refuerza la íntima relación entre cosmos y territorio. Foto Cristina Gómez Lima

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Cada año, más turistas —provenientes de Europa, Asia, África y América— llegan a Punta Chueca y El Desemboque para presenciar la ceremonia. Buscan atardeceres que National Geographic ha calificado entre los más hermosos del planeta, se maravillan con las artesanías talladas en madera de palo fierro y conchas marinas, prueban el vino de pitaya y, en algunos casos, participan de rituales con sapito (Incilius alvarius), una práctica que involucra el 5-MeO-DMT, una de las sustancias psicoactivas más potentes del mundo. Foto Cristina Gómez Lima

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El Año Nuevo Seri no es solo una festividad; es un recordatorio de que, en medio del desierto más árido, la vida renace con cada gota de lluvia, con cada luna nueva y con cada ola que toca la costa. Una fiesta para honrar la tierra, el mar y la memoria de un pueblo que sigue floreciendo, como su desierto después de la sequía. Foto Cristina Gómez Lima

Con información de: https://www.jornada.com.mx/

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