El Papa: Lleven adelante la renovación de la Iglesia promovida por el Concilio.
León XIV recibe a los participantes en el Capítulo general de la Congregación Vallombrosa de la Orden de San Benito: «Que nada les impida avanzar hacia la exigencia originaria de reformar, renovar y simplificar aquella vida cristiana que aún puede ensanchar los horizontes y el alcance de toda existencia humana». El Pontífice exhorta a superar la autorreferencialidad, intensificar los vínculos de comunión, ser más pobres y escuchar a los pobres.
“Llevar adelante la renovación de la Iglesia promovida por el Concilio Vaticano II” que pide “superar la autorreferencialidad, ser más pobres y escuchar a los pobres, intensificar los vínculos de comunión”. Esta es la exhortación que el Papa León XIV ha dirigido a los participantes en el Capítulo general de la Congregación Vallombrosa de la Orden de San Benito, recibidos esta mañana en audiencia en el Palacio Apostólico del Vaticano. Se trata de la congregación monástica fundada por San Juan Gualberto en 1039, con sede en Vallombrosa, Toscana, que sigue la Regla de San Benito y es conocida por su enfoque en el retorno a la pobreza evangélica y el compromiso con la caridad.
Habitar los desafíos de nuestro tiempo
Al inicio de la audiencia, abierta con el saludo «la paz esté con ustedes», el Papa agradeció a todos los presentes «el don que su vida monástica representa, llamando a toda la Iglesia al primado de Dios como fuente de alegría y principio de transformación personal y social». Recuerda luego los orígenes de la congregación, cuando San Juan Gualberto «obedeció a la vocación que lo empujaba hacia una mayor autenticidad»; hoy, subraya el Pontífice, «nos encontramos de nuevo en los albores de un milenio en el que, entre tantos temores, el mundo entero parece reconfigurarse».
“No se trata de abandonar los desafíos de nuestro tiempo, sino de habitarlos con la profundidad de quien sabe hacer silencio y escuchar la Palabra de Dios, para dar la luz en la cultura que cambia”.
El aroma de la belleza del Evangelio
«La fragilidad de aquellos inicios puede inspirar y consolar las fragilidades de hoy», afirma el Pontífice. «A menudo somos menos fuertes que en el pasado, menos jóvenes y numerosos, a veces heridos por los límites y errores humanos, pero el Evangelio acogido sine glossa nunca dejará de difundir la fragancia de su belleza.» «Que nada – dice el Papa a los monjes – les impida avanzar hacia la exigencia originaria de reformar, renovar y simplificar, para el bien de todos, aquella vida cristiana que aún puede ensanchar los horizontes y el aliento de toda existencia humana».