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Ella Fitzgerald vuelve a la vida en el Festival PAAX GNP

Ciudad de México, 27 de junio de 2025.- La cantante Neïma Naouri y The Amazing Keystone Big Band le rindieron tributo a Ella Fitzgerald la noche del jueves, en el Festival Paax GNP como uno de los darksides programados, un ciclo de conciertos nocturnos alternativos.

El entusiasmo del público, la expectativa ante «We love Ella», homenaje a la Primera Dama de la Canción, es el arranque del evento en el foro al aire libre del Hotel Xcaret Arte, sede del festival que llega a su cuarta edición este año.

El preludio a la aparición de Neïma en el escenario es la suave ovación desde las mesas que circundan la plataforma, el tintineo del piano y el pulso de los metales. Neïma, que lleva un vestido negro, medias y tacones, revive la estética sofisticada de hace un siglo, un tiempo enterrado y memorable donde imperaba en el aire el espíritu de la comedia musical y la noción de big band. Su peinado, a lo lejos, remite, quizá, al de la actriz Lillian Gish.

«But not for me» es la canción con la que empieza y, cuando los instrumentos cobran fuerza, ella se coloca a un costado del piano y permite que esa altura de la interpretación siga su curso; la gente aplaude y grita. Sigue «As time goes by», de la película «Casablanca.» «Esa canción va a pegar», bromea, en voz baja, alguien entre las mesas.

Cualquiera podría decir que Neïma lleva el talento en la sangre al ser hija de la cantante de ópera Natalie Dessay. Pero ella, que canta, literalmente, con la mano en el corazón y cuya formación va del jazz vocal y el piano al teatro musical, impresionó a la directora del festival, Alondra de la Parra, cuando la vio en vivo por primera vez en Francia, y la eligió como una de las artistas que participan en el homenaje «Gershwin, la vida en azul.»

A los músicos, vestidos de negro, los cubre el tono índigo de la luz que se proyecta en lo alto del escenario; una luz que traza grecas, patrones de sombra sobre el suelo. La suavidad de su voz abre paso a «À Tisket, à tasket». La coordinación del puñado de músicos de la orquesta (17, oficialmente), la sinergia, por ejemplo, del contrabajo, la batería y el piano, da varios de los momentos de intensidad en la noche.

Luego, «Moonlight in Vermont» y «I wish you love» se vuelven un arrullo suave, una canción de cuna para la persona amada. En «My man’s gone now», de Gershwin, el solo de saxofón vuela y envuelve todo lo que lo rodea entre el clima de la Riviera Maya.

Neïma canta en «Embraceable you»: «Too many times I love you», y flexiona, da pequeños pasos, mueve los pies como quien se prepara para el tap, de perfil, al ritmo de la música; juega y entabla un diálogo con el trombón central.

La coordinación entre la flauta y el piano en «The man I love», los gritos, la respiración de los alientos le dan forma a una atmósfera enérgica y elegante.

Los músicos de la big band se levantan para presentarse, a un paso del cierre con «Someone to Watch Over Me», viaje a la década de los años 20: «a great Gershwin song. I hope you enjoy it», dice Neïma, quien es histriónica y de sus labios brotan palabras a través de las que vive la narrativa de la canción: «There’s a saying old, says that love is blind…»

«Fascinating Rhythm» marca el cierre, en una noche que recién parece comenzar, en medio del público que le pide un poco más a la orquesta y en camino a lo que serán las últimas jornadas de esta edición de Paax.

Con información de: El Universal

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