Washington, D.C., 18 de junio de 2025. En una conversación telefónica reciente, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, insistió ante el presidente Donald Trump en la necesidad de obtener apoyo militar estadounidense para destruir las instalaciones nucleares iraníes. En particular, solicitó bombas antibúnker y el uso de aviones B2 para atacar el complejo subterráneo de Fordow, ubicado a 60 metros bajo tierra.
A diferencia de ocasiones anteriores, Trump mostró disposición a respaldar una operación conjunta que desmantele la infraestructura atómica del régimen de los ayatolás, liderado por Ali Khamenei. Informes de inteligencia presentados en Camp David y la Casa Blanca destacan que una acción de este tipo podría debilitar el poder geopolítico de Irán en Medio Oriente.
Sin embargo, los mismos informes advierten que la participación directa de Estados Unidos podría detonar ataques iraníes contra bases militares y sedes diplomáticas estadounidenses en la región. En respuesta, la embajada en Jerusalén ha sido cerrada temporalmente, y las bases en Irak, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Jordania se encuentran en alerta máxima.
Mientras tanto, en el ámbito doméstico, Trump busca consolidar el apoyo del Partido Republicano antes de tomar una decisión. Voces influyentes dentro del movimiento MAGA han expresado reservas. El vicepresidente J.D. Vance afirmó en X que Trump solo actuará si es en beneficio directo del pueblo estadounidense.
Aunque durante su campaña prometió evitar nuevas guerras, Trump contempla una ofensiva militar junto a Israel como una decisión clave de su segundo mandato. Tres señales anticipan el rumbo: la suspensión del diálogo con Irán, la exigencia de rendición incondicional y la afirmación de que “sabemos dónde se esconde Khamenei”.
Se esperan definiciones antes del viernes.
