Salud y Belleza

Entre el confort y el aislamiento: El dilema del ocio nocturno en la era postpandemia

Ciudad de México, 13 de junio de 2025.- Las restricciones por la pandemia hicieron que muchísima gente acabara encerrada en casa, y así los hogares se volvieron el centro donde pasaba todo el ocio de las noches.

Un estudio que salió en «The Rhythms of the Night» en 2021 mostró que la gente usaba mucho más las apps y webs por las noches durante toda la pandemia, sobre todo entre las 8 de la noche y la 1 de la madrugada, mucho más que antes.

La gente ya no quedaba en bares o cafés, sino que hacía videollamadas, veía streams y se conectaba con amigos por internet.

Los investigadores de Harvard, en un informe llamado «Loneliness in America» de 2021, demostraron que cuando la gente dejó de verse en persona, se sintió más sola y peor anímicamente, especialmente los jóvenes y los mayores.

Esto no fue algo que pasó solo durante un tiempo, sino que la gente se acostumbró a divertirse por internet y ya se quedó así.

Ver series, meterse en chats o usar apps de entretenimiento se volvió algo normal para las noches, especialmente para la gente de 25 a 44 años.

Un estudio de MDPI de 2023 demostró que aunque divertirse online tiene cosas buenas como que es fácil y te entretiene, no te hace sentir tan bien como cuando te relacionas con gente de verdad.

Este cambio poco a poco hacia lo digital ha puesto a mucha gente en una situación complicada: por un lado, está cómoda en casa, pero por otro necesita relacionarse de verdad con otras personas.

Bet777 pretende estar presente en este nuevo escenario, en el que un segmento de usuarios busca experiencias digitales.

La propuesta encaja con la evolución hacia el ocio casero sin salir de casa, ilustrando una tendencia creciente en la sociedad actual, que afecta también a apuestas online.

Soledad disfrazada de conexión

El ocio nocturno digital ofrece compañía virtual, pero muchas veces deja un vacío al día siguiente.

Un estudio publicado en Frontiers in Communication (2022) reveló que el apoyo emocional recibido de forma presencial durante la pandemia se vinculó con niveles más bajos de síntomas depresivos en comparación con el apoyo brindado únicamente a través de medios digitales.

Durante las videollamadas espontáneas, la comunicación no verbal sufre y el cansancio emocional aumenta —se ha descrito como “fatiga de Zoom” .

La conectividad digital no garantiza la misma calidad de interacción que un encuentro presencial. El pulso emocional no termina al levantar la cámara y eso impacta el bienestar general.

El hogar convertido en escenario multifuncional

La casa ya no fue solo refugio: Pasó a ser oficina, gimnasio y centro de ocio en una misma noche.

Un análisis con datos de RADARbase realizado en varios países europeos durante el confinamiento evidenció una reducción clara en los desplazamientos diarios y un aumento en el uso de teléfonos móviles, en especial en aplicaciones sociales y de comunicación.

Cambiar de roles en un mismo espacio difumina los límites energéticos y emocionales. Esa sobrecarga del hogar repercute en el descanso, la desconexión mental y la sensación de monotonía vital.

Falta de “terceros espacios” y su coste emocional

El académico Ray Oldenburg conceptualizó los denominados «terceros espacios» —cafeterías, tabernas, plazas públicas y demás áreas comunitarias no formales— como componentes esenciales para la articulación social.

Estudios contemporáneos, entre ellos artículos aparecidos en publicaciones como Social Indicators Research, corroboran que la presencia de estos sitios se relaciona con mayor interacción entre vecinos, sensación de arraigo y satisfacción personal.

Posterior a la pandemia, publicaciones como The Guardian han documentado relatos que evidencian una recuperación heterogénea del entretenimiento presencial nocturno, particularmente en ámbitos metropolitanos, donde numerosas experiencias imprevistas de socialización parecen haberse desvanecido.

Si bien no se dispone de estadísticas definitivas, los textos académicos indican que la desaparición de espacios comunitarios informales puede favorecer el aislamiento afectivo y una degradación paulatina del tejido social.

Retomar el equilibrio: Ideas para evitar el aislamiento

Promover actividades fuera de casa, aunque sean puntuales, mitiga la sensación de aislamiento. Un artículo de Time Magazine Europe (enero 2025) propone el concepto de “third life”: Dedicar tiempo regular a encuentros sociales que no estén ligados ni al trabajo ni al entretenimiento formal.

La iniciativa británica “Chatty Café Scheme” fomenta mesas “Chatter & Natter” en cafeterías para conversar con desconocidos y, desde 2020, comenzó a exportarse a países como Polonia, Australia y Canadá.

Incorporar citas nocturnas con amigos, paseos o salas alternativas relajadas marca la diferencia.

La clave no es volver al bullicio total, sino rescatar experiencias de ocio compartido que restablezcan el vínculo humano.

El ocio nocturno en casa representa una comodidad innegable, pero trae consigo una factura emocional.

El confort no debería ser sinónimo de aislamiento. La clave está en integrar lo mejor de ambos mundos: Aprovechar la flexibilidad y seguridad del hogar y, al mismo tiempo, preservar encuentros reales que alimenten el bienestar.

Ese equilibrio puede ser la respuesta al dilema que atraviesa buena parte de la sociedad postpandémica.

Con información de: Economista

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