Toque de queda en Los Ángeles tras protestas.
La alcaldesa Bass busca frenar la “escalada caótica” de Trump; gobernador Newsom demanda para detener presencia de la Guardia Nacional
Una ola de tensión política y social recorre California tras la imposición de un toque de queda parcial en Los Ángeles, decretado por la alcaldesa Karen Bass en respuesta a disturbios y protestas derivados de recientes redadas migratorias. La medida restringe el tránsito en una milla cuadrada del centro de la ciudad entre las 8:00 p. m. y las 6:00 a. m., coincidiendo con el despliegue de 700 marines ordenado por el presidente Donald Trump.
Desde Fort Bragg, Carolina del Norte, el mandatario calificó a Los Ángeles como un “montón de basura” y argumentó que el envío militar responde a una supuesta “invasión extranjera”. En su discurso, también arremetió contra el gobernador de California, refiriéndose a él como “Gavin Newscum”, mientras que el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, declaró que Newsom “debería ser alquitranado y emplumado”.
Ante estas declaraciones, el gobernador respondió: “Me alegra saber que omitimos el arresto y pasamos directamente a las formas de castigo del siglo XVIII”. Más adelante, junto al fiscal general Rob Bonta, presentó una demanda para frenar el despliegue militar, argumentando que “la democracia está bajo ataque ante nuestros ojos”.
Aunque un juez federal rechazó la orden de restricción solicitada inicialmente, se ha programado una audiencia pública para el jueves 12 de junio. Este caso podría sentar un precedente legal sobre los límites del poder federal en los estados.
De manera paralela, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) realizaron una redada en una planta procesadora de carne en Nebraska, resultando en la detención de cerca de 100 trabajadores, lo que incrementó la tensión nacional.