Tom Cruise y la última misión: El final del agente Ethan Hunt
Ciudad de México 24 de mayo de 2025.- Después de casi 30 años, la misión más imposible es aceptar que llegó el final del agente Ethan Hunt. Ya habíamos estado con Tom Cruise en el principio de ese fin, cuando presentó en exclusiva las primeras imágenes en CinemaCon. Y siguiéndolo del otro lado del océano Atlántico, viajamos a la presentación especial en el Festival de Cannes de Misión: Imposible. La Sentencia Final.
¿Competir en Cannes es realmente… una misión imposible, habiendo estrenado fuera de la competencia?
Me encanta venir a Cannes. No es necesario competir. La historia del cine en esta ciudad es extraordinaria, con tanta gente que ama el cine, amamos contar historias, todos compartimos la misma pasión.
Y a la hora de competir, ¿qué tan imposible es la misión de mantener el éxito de un mismo personaje a lo largo de tantos años?
Si te fijas en la época de los comediantes Buster Keaton o Harold Lloyd, los directores de cine desarrollaban historias que tuvieran que ver con ellos. El cine solía hacerse a partir de los actores. No escribían un guion para contratar después al actor. Escribían para esa persona. Y yo aprendí a hacer cine desarrollando el mismo personaje dentro de diferentes historias, adaptando y cambiando al personaje con base en el actor, para que la historia evolucione. Así es como aprendí que funciona el buen cine.
¿Se siente al menos la presión de mantener el éxito?
Podríamos tener una larga charla sobre las diferencias entre el protagonista y un personaje secundario. Es algo que yo también analicé bastante, al haber pasado por los dos roles, desde El color del dinero con Paul Newman o incluso Taps, en un principio, en comparación con el rol protagónico de Negocios Riesgosos. La responsabilidad por contar la historia, en vez de otro estilo de personaje como el que tuve en Magnolia. Entiendo muy bien las diferentes responsabilidades que tengo, igual que las libertades, pero también entiendo las barreras, los límites que tenemos. Yo estudié mucho al cine, analizando la disciplina de otros actores, para comprender diferentes estilos artísticos, pero también me fijo en la cámara, los lentes, la luz, la estructura de la historia. Todo es parte de un reloj suizo que mantiene la atención del público para invertir el interés por cierto personaje.
Tus principios como actor, con un éxito tan temprano tampoco es normal…
Desde el principio, con Taps tuve la suerte de contar con la libertad de poder crear un personaje. Será por eso que tampoco conozco otra forma de trabajar. Cada película que hice, siempre fue así. Nunca pedí que me invitaran, siempre estuve ahí, para crear una historia, en grupo.
¿Hoy haces lo mismo con otros actores?
La idea es lograr que brille una luz en el artista, ya sea un actor, un cinematógrafo o quien sea que sirva para elevarnos a todos, en la misma historia, de personaje a personaje, cultura a cultura, dentro de la misma producción de cine. Eso es lo importante: ver dónde florece otro actor, para agitar esa llama, para trabajar todos juntos.
¿Cuánta acción hay detrás de cámaras cuando no estás filmando tus escenas?
A mí me gusta hacer de todo, hasta me gusta ayudar con el equipo de iluminación. Hay veces que paso por todos los departamentos, llego temprano para explorar y descubrirlo todo, buscando alguna oportunidad de mejorar, no sólo por mí, por todo el equipo de filmación. Y si alguien tiene una idea o quiere intentar algo, generamos también el tiempo y espacio para lograrlo. Por eso ensayamos tanto. Hay mucha preparación, donde no sólo hay que aprender la letra. Hay que descubrir el tono, perseguir constantemente algo mejor, presionando, dando vida a las ideas.
En una persecución internacional para evitar un apocalipsis nuclear, esta vez Tom Cruise enfrenta la final misión de atrapar al agente que trabaja para una entidad de inteligencia artificial. En el medio, los perseguidos son atrapados y los atrapados son otra vez perseguidos, entre la acción de un submarino, un avión acrobático o el más moderno portaviones donde Tom Cruise también vuela por el aire o se sumerge en el agua, además de correr, correr y correr, con su marca registrada. Se “supone” que es el gran final del personaje, pero tampoco es la última misión imposible de Tom Cruise en el cine, sabiendo que Alejandro González Iñárritu es el director de su próxima actuación, en una comedia que todavía no tiene título.
¿Qué tan diferente es la misión Tom Cruise en el rol de productor de cine?
Misión Imposible tiene mucho que ver con resistir al interés que genera. Hay que entender los detalles necesarios para armar las piezas del rompecabezas de la producción. No podemos salir, filmar y después irnos. Hay muchísimos detalles, una disciplina que también necesita la mejor precisión para actuar. Por eso, nos tomamos tiempo para sentarnos con los actores. Los educamos en este género, específicamente en este estilo de contar una historia, porque son momentos con más momentos que necesitan mantenerse vivos, todo el tiempo, manteniendo todo muy fresco, bien ensayado, cada primer plano, cada movimiento. Y lo curioso es que al hacerlo descubres que es el sistema que también se utilizaba en el cine mudo.
Como la increíble escena de esta última versión de Misión Imposible en un submarino.
Cuando vemos el origen del cine todo tiene que ver con lo que podamos hacer, qué historia contar, cómo podemos generar más interés en el público y dónde colocamos la cámara. Yo vengo filmando escenas submarinas desde 1986 con Ridley Scott en Legend. Y sigo mejorando en todas las áreas, lo más que puedo.
¿Hablamos de las acrobacias en el aire?
Llevo desarrollando secuencias aéreas desde hace décadas. Yo vuelo jets, aeroplanos acrobáticos, helicópteros. Y esos conocimientos los aplico cuando puedo, en el cine, como el paracaidismo.
¿Alguna de las escenas que vemos en el cine realmente terminaron siendo algún error que pasó a ser parte de la historia?
Muchas veces, las historias que vemos en el cine terminan siendo algo que funcionó mal o los momentos favoritos incluso terminan siendo algo que descubrimos filmando. Cuando nos encontramos con algún problema seguimos buscando la oportunidad para aprovecharla. En Edge of Tomorrow, el traje pesado que yo llevaba puesto, no se suponía que tenía que ser así. Pero después de trabajar con el traje, busqué la forma de incluirla en la historia.
¿Cómo te llevas con el miedo durante las escenas más peligrosas?
¿Cómo me llevo con el miedo? Me encanta la adrenalina y siempre me impongo una meta, escribiendo una lista de lo que quiera conseguir. Y aprendo hasta conseguir todo lo de mi lista. Así es como aprendí a volar un helicóptero, aprendí sobre los lentes de una cámara, aprendí la cultura del cine, geografía… eso es lo que hago. En la vida, nunca me preocupó enfrentar lo desconocido y me gusta ese sentimiento. El miedo, para mí, es una simple emoción, no me paraliza, no me molesta. Lo disfruto. La gente puede tener miedo de hacer algo y en cambio a mí no me preocupa confrontarlo, siempre y cuando haga lo que quiero hacer, para que mi vida también sea más interesante, aprendiendo algo nuevo. Siempre estoy aprendiendo algo, por ahí pasa lo desconocido. La gente puede tener bastante miedo a lo desconocido y yo no. Soy una persona curiosa y lo que puede parecer desconocido, yo lo quiero conocer. Así es como siento al filmar las escenas de acción.
¿Nunca dudaste en filmar alguna escena de acción en particular?
Hay toda clase de razones por las cuales no hacemos algo en la vida. La gente puede pensar en un millón de dudas y yo siempre digo que es mejor haber intentado algo que quedarte sentado, sin haber hecho lo que habías pensado hacer. No hay que pedir permisos, hay que hacerlo. Tampoco espero que todo salga perfecto, porque la perfección no existe. El cine no es perfecto. La gente no es perfecta. La vida no es perfecta. Pero es mejor vivir y hacer algo y poder decir después “cometí errores, pero con esos errores, también aprendí”.
En esta Misión Imposible hablas sobre las consecuencias de lo que hiciste 30 años atrás, ¿y en la vida real, más allá de la ficción?
La vida es la suma de nuestras elecciones. De eso hablamos en el final de Misión Imposible. Pasaron 30 años desde que me animé a producir oficialmente la primera. Y significa mucho para mí, todo lo que vivimos, todo lo que aprendí, las ambiciones que incluso tenía en mi niñez, cuando soñaba con querer viajar a culturas diferentes, trabajando con esas mismas culturas, conociendo lugares y gente, no sólo visitando, creando junto con ellos. Toda mi vida me interesó contar historias como ésta. Y estar hoy en este lugar, haciendo esto todo el tiempo, era mi sueño. Tampoco era un plan, pero ese niño que soñaba con el futuro, pensaba en trabajar en cine de la misma forma que se hizo 30, 40 o 50 años antes que yo. No hay un solo día que no lo haya intentado. Ésa fue siempre mi misión. Y fue posible.
Con información de: Excelsior