Asilo y refugio, elementos centrales de la política exterior mexicana
Ciudad de México, 02 de mayo de 2025.- Las figuras de refugio y asilo político son instrumentos jurídicos del derecho nacional e internacional, y manifestaciones profundas del humanismo que caracterizan a la política exterior de México, particularmente con América Latina (AL) y con los pueblos que han enfrentado persecución, guerra, dictaduras o crisis sociales.
Lo anterior, de acuerdo con la subsecretaria de Relaciones Exteriores, responsable de las relaciones bilaterales con naciones de África, Asia-Pacífico, Europa y Medio Oriente, María Teresa Mercado Pérez, quien argumentó:
La historia de asilo tiene una base sólida en el orden jurídico mexicano y está fundamentada en el derecho internacional, en especial en los tratados de los cuales el Estado mexicano es parte.
Detalló que la política en estos ámbitos está cimentada en dos principios constitucionales: el artículo 11, el cual señala que toda persona tiene derecho a buscar y recibir asilo; y el 89, que distingue jurídicamente a este y al refugio.
El primero responde a la persecución que se hace por motivos de raza, religión, grupo social, opiniones políticas o necesidades económicas; mientras que el segundo se concede a personas perseguidas por razones políticas y cuya vida corre peligro, precisó en un videomensaje.
Durante la mesa “Valoración y perspectivas” añadió que en AL la definición se ha ampliado para incluir situaciones como violencia generalizada, conflictos internos, agresión extranjera y violaciones masivas de derechos humanos.
En México, el trámite para el reconocimiento de la condición de refugiado se realiza por vía administrativa a través de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.
Mercado Pérez aclaró que el asilo político puede otorgarse de manera territorial dentro del país o en representaciones diplomáticas mexicanas en el extranjero, en cuyo caso se denomina asilo diplomático; no constituye injerencia en los asuntos internos de la nación de origen en congruencia con nuestra doctrina extranjera.
Está reconocido expresamente en la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político; su otorgamiento recae en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), destacó en el encuentro efectuado en el auditorio Leopoldo Zea, del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.
Fenómeno documentado
La Universidad Nacional debe mantenerse comprometida con las y los actores de la diplomacia nacional, con las políticas y la tradición humanística del Estado mexicano, consideró el director del CIALC, Gerardo Torres Salcido.
Al fungir como moderador en el primer foro “El exilio y el asilo, una expresión del humanismo mexicano”, organizado por esta entidad académica, la SRE y la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, el sociólogo reconoció:
En esta casa de estudios existen trabajos que han documentado diferentes sucesos que históricamente han aportado al país pensamientos, cultura e intercambios que también han protegido a extranjeros perseguidos por su condición política o social.
En tanto, José Francisco Mejía Flores, investigador del CIALC, efectuó un recorrido por la historiografía de los exilios en México durante los últimos 25 años.
El especialista comentó que las investigaciones se han concentrado en la expulsión que llegó a nuestra nación o que interactuó en la órbita de los gobiernos antes, durante y después de la Revolución mexicana.
Hay un objeto de estudio sostenido por dos factores relevantes: porque el Estado mexicano se ha caracterizado por ser celoso en la defensa de las garantías de aquellas personas que son amenazadas y recurren a su derecho de asilo y exilio; y porque compartimos tres mil kilómetros de frontera con la potencia económica, militar y política de los Estados Unidos de Norteamérica. Por ello, somos estaciones de tránsito, asociación, conspiración y, en numerosos casos, de residencia.
Mejía Flores afirmó que el grupo más analizado corresponde al de los españoles que llegaron después de la Guerra Civil. Sin embargo, también a los del Cono Sur, quienes padecieron las dictaduras desde mediados de la década de 1960 hasta la de 1980: brasileños, argentinos, uruguayos y chilenos, sin menoscabo de otras minorías como cubanos, guatemaltecos, costarricenses, dominicanos y nicaragüenses.
A esta actividad académica asistieron: la embajadora de México en Chile, Laura Moreno; el director general para América del Sur de la SRE, Pablo Monroy; la subsecretaria para América Latina y el Caribe, de la SRE, Raquel Serur, entre otros.
Con información de: UNAM