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Paso a desnivel | Por: David Cárdenas Rosas | Gabriel Ramos Millán: Semillas de Justicia en la Tierra del Maíz

El maíz no es solo un alimento en México; es símbolo de vida, historia y resistencia. Desde tiempos prehispánicos, ha sido el sustento de millones de personas y el eje de la cultura mesoamericana. En el siglo XX, Gabriel Ramos Millán se convirtió en su más ferviente defensor, ganándose el título de Apóstol del Maíz por su incansable labor a favor del campo mexicano.

Nacido en 1903 en Ayapango, Estado de México, Ramos Millán creció con una profunda sensibilidad social. Estudió Derecho en la Universidad Nacional y, desde muy joven, se vinculó con movimientos que buscaban justicia y desarrollo para los pueblos indígenas y campesinos.

Durante el gobierno de Miguel Alemán Valdés, fue nombrado presidente de la Comisión Nacional del Maíz, desde donde impulsó una ambiciosa cruzada para mejorar la producción del grano. Introdujo semillas híbridas, promovió la investigación agrícola y trabajó por una política nacional que hiciera del maíz una vía para el desarrollo económico, pero también para la equidad social.

Para Ramos Millán, el maíz era más que una planta: era una causa. Comprendía que protegerlo significaba también proteger a los campesinos, su conocimiento ancestral y sus derechos. Fue pionero en vincular el desarrollo tecnológico con la justicia social, entendiendo que ningún avance sirve si no mejora la vida de los más vulnerables.

Trágicamente, el 26 de septiembre de 1949, su vida terminó en un accidente aéreo en las faldas del Popocatépetl, cuando se dirigía a su natal Ayapango.

El avión Douglas DC-3 de Mexicana de Aviación se estrelló contra el volcán Popocatépetl en el accidente del vuelo de Tuxtla Gutiérrez a Ciudad de México.

En el lamentable suceso en que perdió la vida Ramos Millán también fallecieron otras 23 personas, incluida la actriz Blanca Estela Pavón

La muerte de Ramos Millán dejó un vacío, pero su legado floreció. El municipio que lo vio nacer adoptó su nombre, y cada año se le recuerda como un sembrador de ideas, esperanza y dignidad.

La periodista y poeta Margarita Paz Paredes le dedicó una elegía. Al año siguiente su pueblo natal fue renombrado en su honor por el decreto número 100 de la Legislatura del Estado de México.

Gabriel Ramos Millán nos enseñó que defender el maíz es también defender nuestras raíces. Su lucha continúa vigente en un México que aún enfrenta desafíos en el campo y donde su voz, aunque silenciada, sigue resonando entre las milpas.

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