24 de enero de 2016.- «La belleza duele», decía siempre mi abuela, y tenía razón. Duelen los tratamientos de belleza, la depilación, las cirugías estéticas y hasta los peinados de peluquería. Pero, lo que ella nunca decía era que podemos vivir sin todo eso. ¿A quién se le ocurrió que para estar linda hay que sufrir? Cuando empezás a lastimar tu cuerpo con productos corrosivos y bisturíes innecesarios, no sos más bella. Tenés menos salud y también baja tu calidad de vida.
«Salvo un mínimo sector de la población, la mayoría no busca estar sana, salvo que esté ya enferma. La gente quiere un cuerpo cómodo más que un cuerpo sano», expone MónicaKatz en su libro Más que un cuerpo.
«El tiempo y la experiencia clínica evidencian otras prioridades: la gente está preocupada por hacer más amigos, cambiar de trabajo o trabajar menos, divertirse, ganar dinero, programar el próximo fin de semana o las vacaciones que se avecinan, mudarse, subir escaleras, volver a practicar su deporte favorito con los amigos de siempre, bailar, aprender algo nuevo, enamorarse o por lo menos intentar conquistar. La salud es un medio para poder concretar muchos de nuestros deseos«.
Pero, ¿qué pasa si no tenemos salud? No podemos hacer lo que queremos. Como explicaba la autora, la belleza no debe ser una prioridad. La salud sí. Ser linda no significa estar delgada, sin arrugas ni tener una piel sedosa. Somos bellas por lo que somos por dentro, por nuestra generosidad y bondad. Pensalo así: nadie se encariña con un implante mamario, uno se enamora o forma una amistad con una persona. ¡Vale lo que sos, no lo que tenés!
>> Esto es lo que sucede cuando empezás a quererte tal cual sos
Para poder correr una carrera, trabajar ocho horas y juntarnos con amigas, necesitamos energía. Para conseguirla, tenemos que comer. Estamos equivocadas si no comemos o aguantamos el hambre. La clave está en aprender a comer lo que necesita nuestro cuerpo para funcionar correctamente. Según un estudio realizado por la marca Dove, las mujeres a escala mundial esperan que las jóvenes del futuro aprendan a alimentarse saludablemente en lugar de hacer dietas.
«Debemos precisamente celebrar las diferencias. Porque somos únicas. Por eso no podemos permitir que cada kilo o cada curva condicionen nuestras vidas. ¡Apaguemos el discurso dietante! Hagamos lugar para la contracultura: un modelo de belleza que no corresponda a los cánones, sino a estilo de vida saludables, a deseos propios y a las posibilidades de cada uno», escribe Katz.
Si te sentís gorda o algún alimento te causa malestar, consultá a un nutricionista o médico clínico y realizá el tratamiento indicado siempre bien asesorada. Las dietas tienen funciones específicas, no son un modo de vida. Aprendé a valorarte por quien sos y por lo que llevas dentro. ¡La belleza interior es lo que importa!
Con información de: iMUJER
