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Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Nuestras tradiciones y la muerte caminan de la mano

México y la muerte caminan de la mano hacia la eternidad. Son agua y fuego, blanco y negro y, al final de todo paseo, vida y muerte. Ya lo decía el poeta y escritor Octavio Paz “El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables”.

Esta frase, más que cualquier otra, puede representar lo que significa para México la muerte: la celebración de la vida. Pero ¿de dónde viene o por qué celebramos lo que para muchos es el peor episodio en la vida? En el país, la gente puede temerle a todo menos a la muerte.

En cierto sentido, se trata de un tema que nadie, o casi nadie, aborda con tristeza o sentido de pérdida interminable. Entender el por qué los mexicanos hablan de la muerte con tal soltura y tranquilidad podría deberse a ciertas razones como religión o personalidad, pero lo cierto es que esta visión sobre la vida proviene del origen mismo del país.

Actualmente, no hay celebración que represente de mejor manera la visión y costumbres mexicanas de la vida que esta fecha, la cual fue catalogada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2008. Con el paso de los años, la celebración de esta fecha ha evolucionado, convirtiéndola en una mezcla de colores, olores y sabores para aquellos que “partieron antes”.

Es precisamente en este último campo donde se puede entender mejor la importancia de esta temporada, ya que se suelen preparar un gran número de platillos tradicionales como el mole, los guisos típicos, los dulces y alimentos favoritos de los difuntos. Sin embargo, también existen ciertas preparaciones especiales que suelen protagonizar todo la celebración, este es el caso de las calaveritas de amaranto, las cuales se colocan en los tradicionales altares.

Entre otras cosas, se usa la flor de cempasúchil cuyo color, similar al del sol, ilumina el camino de los de las almas de los difuntos hacia los altares. Es originaria de México. Se ha vuelto una planta decorativa muy popular en todo el mundo debido a sus colores, a su resistencia y desempeño en el jardín.

Cabe destacar que en México, hay alrededor de dos mil productores cultivan de manera comercial cempasúchil de corte y de maceta para la temporada de muertos. Se producen alrededor de 1.6 millones de manojos de flor de corte  y aproximadamente 15 millones de plantas en maceta. La derrama económica estimada es de 300 millones de pesos, en la que se beneficia toda la cadena de valor: productores, proveedores de insumos, transportistas, mayoristas y detallistas.

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