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Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Siembra de hortalizas en chinampas, herencia de los ancestros

Sus manos callosas son testigos del arduo trabajo con pala, azadón, rastrillo y machete, mientras que su piel muestra resequedad por el constante contacto con la tierra y el sol. Gerardo de la Rosa Castillo de 63 años de edad, afirma que desde su infancia aprendió como subsistir en las chinampas de Xochimilco.

Oriundo del barrio de La Asunción, recuerda: “En esa época, sólo podíamos dedicarnos a la agricultura y la cosecha venderla en el mercado, era la única forma de llevar el alimento a la casa”.

Mientras se acomoda el pelo cano, continúa: “Ahí nace el gusto y el amor a nuestra tierra. Conociendo y mirando el desarrollo de las semillas, así como la preparación de la tierra, hasta su cosecha. Conocimos los secretos de las chinampas y sus canales, aprendimos a nadar y pescar”. Hoy, -continúa-, me es confortante trabajar mis chinampas con mis hijos universitarios.

Por su parte, su vástago y joven agricultor Gerardo de la Rosa Aguilar, explica que el sistema de siembra que utilizan es ancestral. “Es ciento por ciento a mano, natural y sin ningún agroquímico, utilizamos herramientas que desde la antigüedad fueron ocupadas, como azadón, palas y rastrillos, entre otros”.

Añade que es la cuarta generación que participa. La cual, produce tomate, jitomate, calabazas, pepino, lechuga, rábano y verdolaga”. Asimismo, recuerda que cuentan con dos sistemas de siembra. “Uno protegido en invernadero y otro es al aire libre, cada uno con diferentes especificaciones”,  afirma.

Mientras se limpia el sudor de la frente, Gerardo de la Rosa, comenta que desde hace dos años están en proceso de expansión. Ahora también cosechan en el Estado de México y Morelos, donde han conseguido una mayor producción, es decir, obtienen entre 60 a 80 toneladas por siembra de hortaliza. “Al año producimos entre tres a cuatro cosechas”, puntualiza.

De igual forma, señala que este mes arrancaron con un nuevo reto: La siembra de flores, principalmente gladiolas para la temporada tradicional de Día de Muertos.

“La actual familia, como nuestros abuelos, divisamos la agricultura como un legado que se tiene que transmitir de generación en generación. Tenemos presente que es la actividad que nos brinda la manutención, por ello fijamos proyectos y metas que amplían el negocio y la herencia familiar”, detalla el joven Gerardo de la Rosa.

Por último, señala que su mercancía la ofrecen en la Central de Abastos de la Ciudad de México en el área conocida como la Subasta, Nave tres, sección ocho, local 40.

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