Colaboraciones

Charlas de taberna | Por: Marcos H. Valerio | Xochimilco, territorio de cultura y raíces

Sus recuerdos se trasladan hasta 1979, hace 42 años, cuando fue el encargado de realizar una excavación y trasladar un basamento piramidal teotihuacano del centro histórico de Xochimilco, es decir una escalinata, al museo de Santa Cruz Acalpixca, el cual, iba ser inaugurado en esa época.

Mientras acaricia con nostalgia el basamento, el arqueólogo y cronista de Chalco, Estado de México, Jaime Noyola Rocha, explica: “Lo trascendente fue que se descubrió una aldea teotihuacana, lo sacamos abajo del antiguo reloj, que en se encontraba en el parque de la alcaldía. Este hallazgo me permitió presentar varias ponencias en los estudios Churubusco.

Su memoria husmea dicha época, mientras visita el cerro de Cuahilama y el museo de Santa Cruz Acalpixca, por lo que comenta: “En la excavación nos topamos con un estuco muy brillante y grueso, con un espesor de 25 centímetros. Los albañiles le metían el pico y apenas lo abollaban, tras larga tarea, descubrimos piezas arqueológicas, cerámica, ofrendas, las cuales.

Afirma que la zona del hallazgo, había un desnivel, por lo que éste, lo tenían que elaborar frente al museo en la casa de las bombas en Santa Cruz. “Se enumeraron cada una de las piedras labradas y se envolvieron en bolsas para ser trasladadas”.

Asimismo, el arqueólogo, comenta que en este sitio, se ubica el cerro de Cuahilama, el cual, es un lugar arqueológico, ya que en época prehispánica fue un centro ceremonial, donde actualmente todavía se preservan imágenes grabadas en rocas basálticas.

Asimismo, mencionó que esta área potencial abarca alrededor de tres kilómetros, entre los pueblos de Santa Cruz Acalpixca y San Gregorio Atlapulco, hasta San Bartolomé Xicomulco.

Cabe recordar que las piezas recuperadas, refieren al periodo posclásico tardío, es decir, entre 1420 y hasta la llegada de los españoles, cuando el imperio mexica hizo de esta zona un enclave importante para dirigir sus campañas militares hacia la llamada Tierra Caliente de Morelos, Guerrero y Puebla.

Los relieves en basalto representan, el glifo del Nahui Ollin que indica al nacimiento del Quinto Sol y los rumbos cardinales, al Xonecuilli o bastón de mando del dios Quetzalcóatl.

También está labrada la figura de un perro xoloitzcuintle que marca el décimo día del calendario nahua y estaba relacionado con Xólotl, el gemelo de Quetzalcóatl; así como una mariposa o papalotl junto con la planta sagrada de los xochimilcas, el huacalxochitl.

Por lo que añade: “Xochimilco es más que chinampas, trajineras y flores. Es un territorio de lleno de historia, de raíces, ya que cuenta con una gran diversidad de testimonios culturales, tangibles e intangibles, heredados ancestralmente”.

El cronista Jaime Noyola Rocha, recuerda que también colaboró en un desentierro en el Barrio de Belén, Xochimilco, éste data de la época de la Revolución, “era un entierro colectivo donde aparecieron más de 40 cuerpos, no tenían ofrenda, se veía que era una fosa común”.

Por último, recomienda a estudiantes niños y jóvenes, incluso padres de familia conozcan su historia y su comunidad, por lo que debe ser una obligación visitar los museos.

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