Colaboraciones

El abuso de autoridad como “práctica cotidiana” | Por: L.D. Luis Galdós Sánchez

No murió, la mataron: esa es la conclusión a la que se puede llegar derivado de los lamentables hechos ocurridos en Tulum el pasado fin de semana. Las imágenes que dieron la vuelta en redes sociales, donde se observa a cuatro agentes policiales, tres hombres y una mujer, someter violentamente a una mujer, de quien sabemos, se llamaba Victoria y era originaria de El Salvador. Indignación por las imágenes y la forma en que al final, como si se tratara de un animal tirado sobre la acera, los policías levantaron a esa mujer y la subieron a la patrulla. El caso refleja la ignorancia, prepotencia y falta de sensibilidad por parte de los agentes policiales, los cuales han sido objeto de señalamientos e investigaciones por parte de la Fiscalía del Estado de Quintana Roo.

Hace prácticamente un año vimos de forma preocupante la detención de la que fue objeto George Floyd a manos de la policía, el cual falleció momentos después. Con base en lo visto en Tulum, prácticamente la detención se dio de la misma manera, con una maniobra que provocó la muerte de Victoria. Aquí la pregunta es: ¿verdaderamente la policía está para proteger a la sociedad? Lamentablemente, este no ha sido el único caso de abuso de autoridad por parte de las diversas corporaciones de policía. Las cifras no son nada alentadores, ya que, la Comisión Nacional de Derechos Humanos establece que su labor es evitar la repetición del abuso de autoridad como “una conducta de violencia sistemática entre servidores públicos”, debido a que, han aumentado el número de quejas recibidas ante este organismo por presuntos actos de abuso por parte de corporaciones como la Guardia Nacional y las diversas organizaciones policiacas.

Ahora bien, resulta indignante la manera en que actúan los agentes policiales cuando realizan su labor. Ojo, no se pretende generalizar o afirmar que todos los policías actúan de esa manera, sin embargo, las cifras y los testimonios de diversas víctimas de estas acciones reflejan una cruda realidad. No han servido las capacitaciones en Derechos Humanos a cada corporación; existe poca o nula sensibilidad ante la población, aunado a la corrupción que se maneja en todos los niveles de las corporaciones policiacas. Todo ello trae como resultado consecuencias que hoy por hoy, terminan con la vida de personas inocentes o que nunca sabremos los verdaderos motivos para justificar el actuar policial.

En este sentido, tampoco han sido suficientes las políticas públicas enfocadas a prevenir y sancionar la violencia en contra de las mujeres. Como dato duro, tan solo en este mes de marzo, en los medios se hablado no solo de la muerte de Victoria, sino de otras tres mujeres tan solo en el estado de Quintana Roo, lo cual nos lleva a pensar: ¿de verdad exageran las mujeres que exigen un Estado efectivo en la protección de sus vidas? Lo único que refleja nuestra sociedad es la falta de solidaridad y conocimiento respecto a la situación que viven las mujeres día con día. Por ello el reclamo exigiendo justicia, la pinta y destrucción de monumentos, porque no se ha entendido que todos los días actos como los antes descritos ocurren en cada rincón de nuestro país.

Por lo que hace a los agentes detenidos, el proceso penal en su contra será por el delito de feminicidio, situación que los coloca ante un escenario totalmente adverso en lo que refiere a su defensa penal. Más allá de estar sujetos a un proceso penal y privados de su libertad por la medida cautelar de prisión preventiva, las imágenes que circularon este fin de semana los “condena anticipadamente”. Y no porque no se crea en el principio de presunción de inocencia, pero, al ser servidores públicos, sus acciones están sujetas a lo público, a lo que la población piense y diga de ellos. Ahora será labor de la fiscalía de Quintana Roo acreditar más allá de toda duda razonable la plena responsabilidad de estos agentes, sin romper con el debido proceso y evitar que se realicen juicios mediáticos a través de los noticieros.

Sin duda, queda mucho por trabajar para evitar estas acciones. No existe confianza en las instituciones policiacas, y cada vez más, observamos a grupos de particulares que están buscando se garantice su seguridad ante la ineficiencia de las autoridades, buscando la protección de la justicia federal para evitar sanciones por parte del gobierno. Posiblemente la respuesta se dará cuando se busque capacitar de verdad a los policías y se generen verdaderas acciones afirmativas. Mientras tanto, lamentablemente estaremos a la espera de las sanciones correspondientes, las cuales solamente generarán una solución efímera, sin atacar de fondo la verdadera problemática. Y si, Victoria no murió, la mataron, en un país donde la violencia se ha vuelto “una práctica cotidiana”.

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