«MI VIDA»
ISADORA DUNCAN
Sus admiradores fueron y le son fieles..
Hay una tumba con su nombre en el Panteón de San Fernando, en el D. F.
La tumba es una cripta… cerrada por supuesto.
Mas bien es un nicho… su cuerpo ahí no reposa…
Bueno, ninguna tumba, ningún Campo Santo podría albergar el aleteo de una mariposa…
Pero ahí está su nombre, como homenaje…
Isadora Duncan…
Considerada Alfa y Omega en la Danza…
Una mujer que eligió la fidelidad del ritmo a la brillantez, y con la fidelidad alcanzó la brillantez misma.
Biografías de ella, puede haber varias. bTestimonios; sólo el de Isadora y quienes convivieron con ella.
Pero el dato es indispensable
Su elevación a la vida se dio el 27 de mayo de 1877, en San Francisco, California, Estados Unidos
Angela Isadora Duncan, reza el acta de nacimiento
Su deslizamiento a la tierra sucedió el 14 de septiembre de 1927, en Niza, Francia
La infancia de Isadora fue complicada
La adolescencia fue también dura… muy dura
Cuando ella era aun acunada por los brazos de su madre. Su padre abandonó el hogar
Por ello Isadora Habló poco de su progenitor: se puede decir que no le conoció… “La primer referencia que tuve de mi padre me la hizo una tía; “tu padre fue un demonio que destrozó la vida de tu madre…”
Acerca de la danza Isadora era ahí si, enfática!
“Si me preguntan cuando empecé a bailar contestaría… Empecé a bailar en el seno de mi madre…”
De su arribo al mundo terrenal anotó: “Nací a la orilla del mar… y todos los grandes acontecimientos de mi vida han ocurrido junto al mar..” Isadora fue el movimiento de las olas… acompasada, o furiosa.
Cuando obtuvo el reconocimiento y fama, Isadora recordaba su infancia con laconismo: “Mi madre daba clases de música para ganarse la vida…”
Con fina ironía dice Isadora, “vivíamos una vida de nómadas… nos mudábamos constantemente por no tener para pagar el alquiler de la casa…”
De la falta de dinero señaló: “La pobreza nunca me causó disgusto. Era normal.” Refirió con seguridad, sensatez y tranquilidad.
En el colegio los tutores calificaban la inteligencia de los alumnos en función de la memoria, de lo que enseñaban… Isadora Duncan lo apuntó: “¡eran felices si uno repetía lo que le ensañaban! Yo tenía mis propios pensamientos, yo era y quería ser libre… sin ataduras en el pensamiento y en mi movimiento…”
A los 10 años de edad, Isadora Duncan dejó la escuela y con siendo una niña –con un moño en la cabeza- se dispuso a dar clases de danza. “Mi hermana y yo -dijo- comenzamos a dar clases a las familias mas ricas de San Francisco.”
Después enfiló su arte hacia los grandes teatros y escenarios
Al no tener dinero para su vestimentas Sus primeras prendas para actuar en los escenarios se las vendió a crédito Harry Gordon Selfridge
Con ropa fiada, Isadora daba el primer paso hacia la gloria… y la alcanzó!
Después… después en los mas grandes teatros, Isadora Dunca fue una llama, un incendio
Arrasaba en los escenarios… y estatizaba al viento y al tiempo mismo…
Hay crónicas que anotaron que Cuando bailó “la Marcha fúnebre de Chopin” se olió la muerte. Se olieron las flores blancas, sintieron los presentes la palidez de sus rostros y el sabor amargo en la boca del estómago… se ausentaron los colores… todo fue blanco, gris y negro…
Y cuando bailó en Atenas Sus movimientos inspiraron a las olas del mar, al viento, a los árboles, a la lluvia, a los pájaros y la nieve. La sustancia de Isadora fue la expresión en movimiento de la divinidad.
El escultor Augusto Rodín buscó esculpir su cuerpo… quizo inmortalizarla..
Isadora Duncan en sus constantes viajes conoció y sostuvo distintos romances
Fruto de esos romances fue su casamiento con el poeta ruso, Serguéi Esenin, que era 17 años mas joven que ella
Luego la ruptura…
Dolida Isadora, se involucró con afectivamente con otras parejas… tuvo dos hijos, y nunca expresó quienes fueron los padres de ellos
Después la tragedia…
Y luego otra mas…
Su muerte… Isadora Duncan viajaba en un automóvil.. Isadora llevaba alrededor de su cuello una chalina… ésta –por el viento- se enredó en la llanta del auto y la consecuencia fue terrible…
Esto sucedió en Niza. Francia. El 14 de septiembre de 1927
Tenía 50 años de edad
Y desde entonces se le ve danzando en el cielo…
En su libro testimonio “Mi Vida” Isadora Duncan se nos revela y su esencia nos envuelve como manto de viento fresco del mediterráneo…
Su tumba permanece en la capital federal de México…
En el Panteón de San Fernando
Ahí está
Y ahí acuden sus fieles seguidores…