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Entre los deportes femenil y varonil hay un abismo difícil de cerrar

Ciudad de México, 29 de marzo de 2016.-La polémica comenzó hace unos días cuando Raymond Moore, el CEO del torneo Indian Wells, aseguró que las mujeres son muy afortunadas por el tenis masculino. “Si fuera tenista, me arrodillaría cada noche y daría gracias a Dios por el nacimiento de Roger Federer y Rafael Nadal, porque ellos son los que han llevado el peso de este deporte”, fueron sus declaraciones.

Unas horas después, Novak Djokovic, el número uno del mundo, reforzaba esa idea al decir que “las estadísticas muestran que tenemos muchos más aficionados en los partidos del tenis masculino. Creo que ésa es una de las razones por las que tal vez deberíamos ser más recompensados”, expresó el serbio.

Y aunque ambos personajes después se disculparon por sus declaraciones, lo cierto es que ello reactivó el debate de la falta de equidad de género en el deporte.

Irónicamente, desde 1973, el tenis es una de las disciplinas que paga lo mismo en los torneos a los hombres que a las mujeres.

Sin embargo, en otros deportes esto no ocurre de la misma manera. Como ejemplo está el futbol, en donde en una competencia como el Mundial los premios de la rama varonil distan mucho de los de la femenil.

Mientras en el de los hombres en Brasil 2014 se repartió un total de 358 millones de dólares —35 de los cuales fueron para Alemania, que resultó campeón —, en el de las mujeres, realizado en Canadá en el 2015, se repartieron 15 millones de dólares en total y apenas dos de ellos fueron para las campeonas japonesas.

Por ejemplo, un sueldo mínimo para un futbolista en la Major League Soccer estadounidense es de 50,000 dólares, mientras que en la National Women’s Soccer League, el máximo que puede llegar a embolsarse una jugadora son 30,000 dólares.

Otros deportes tienen el mismo problema. En la National Basketball Association (NBA), el salario promedio para un basquetbolista es de 4.9 millones de dólares; en su símil femenil, la WNBA, el sueldo promedio para una jugadora es de 72,000 dólares.

En el 2013, la Women’s Sport and Fitness Foundation, en su estudio 
“Women’s Sport: Say Yes to Success”, encontró que los deportes femeninos recibieron 7% de la cobertura televisiva y 0.4% del valor total de los patrocinios comerciales.

Debido a ello, el deporte femenil está recibiendo menos dinero en patrocinios y acuerdos televisivos, y muchas atletas tienen que tomar un segundo empleo para mantenerse a sí mismas, apartándose de su tiempo de entrenamiento para los deportes.

Y es que la diferencia es abismal en deportes como el golf, por ejemplo. Mientras el PGA Tour varonil reparte un total de 334 millones de dólares en 51 eventos, los premios totales en la gira LPGA ascienden a 61.7 millones de dólares repartidos en 33 eventos.

Peor aun, la mayor bolsa que reparte un torneo PGA es de 10.5 millones de dólares; en contraparte, el más alto premio que da un evento de la LPGA es de 4.5 millones de dólares.

En el boxeo, la pugna por conseguir que las mujeres ganen mejor por sus peleas lleva ya muchos años; sin embargo, nada se ha conseguido. Mientras Floyd Mayweather es el deportista mejor pagado del mundo según la revista Forbes —en mayo del 2015, en su pelea ante Manny Pacquiao, se embolsó 250 millones de dólares—, la holandesa Lucia Rijker, la boxeadora que mejor gana en la actualidad, ha ganado 200,000 dólares… acumulados por 17 peleas en total.

Sin embargo, de acuerdo con el estudio de Women’s Sport and Fitness Foundation, la apatía de los hinchas hacia los deportes de las mujeres está cambiando: 61% de los amantes del deporte cree que las mejores atletas femeninas son tan talentosas como sus homólogos masculinos, y más de la mitad piensa que es igual de emocionante de ver el deporte de mujeres que el de los hombres.

Cristina Sánchez Reyes | El Economista

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