Ecologia

La grulla

En toda la Europa celta  abundan motivos de nudos celtas con grullas enlazadas. Pues era la grulla para los celtas un animal cargado de simbolismos.

Así mismo, la grulla en China y en todo Oriente, es considerada como un pájaro de buen augurio y se la conoce con varios nombres: entre ellos “el ave de la felicidad”, “la grulla celestial” o “el ave de la paz”.

Existe una antigua leyenda japonesa que promete que cualquiera que haga mil grullas de papel recibirá un deseo de parte de una grulla, tal como una vida larga o la recuperación de una enfermedad. Quizás por ello, cada año gente de todo el mundo hace grullas de papel y las manda a Hiroshima. El 6 de agosto, día de la Paz, los niños de la ciudad cuelgan las grullas en el monumento a la paz.

La grulla mide  casi de 70 cm y una envergadura de alas de más de dos metros la grulla inspiró cuentos y leyendas en los que protegía a los débiles con su abrazo y transportaba a las personas a terrenos espirituales más elevados. Se creía que la grulla tenía el poder de transportar con sus poderosas alas las almas de los recién fallecidos al paraíso.

Las grullas son  las aves que más alto vuelan, a unos 400 metros, y lo hacen incluso cuando llueve. España es el lugar de mayor importancia para la invernada de la grulla común, y es en  Extremadura el principal destino de las grullas europeas.

Alrededor de 75.000 realizan la migración, siguiendo la ruta occidental, acogiendo a aves procedentes de Alemania, Suecia, Finlandia, Noruega y Estonia, entre otros, así como del resto de países que circundan el Mar Báltico e incluso de las áreas más occidentales de Rusia. Las grullas recorren hasta llegar unos 3.000 kilómetros desde los países del norte de Europa, en los que pasan la temporada de primavera-verano.

Las grullas son  gregarias, capaces de crear grupos de varios cientos de ejemplares, aunque también se pueden ver grupos familiares aislados, en los que los adultos acompañan a los jóvenes durante toda la invernada.

Las grullas vuelan en forma de “V” (al igual que los patos). así, el alcance de vuelo de la bandada aumenta en un 71% en relación a un solo pájaro volando. Si una grulla sale de la formación, siente la resistencia del aire y la dificultad de volar sola, por lo cual, retorna a la formación lo más pronto posible, para aprovechar el poder de elevación de los que están al frente. Cuando el líder se cansa, se traslada al final de la formación mientras otra asume la delantera. Las grullas que van detrás graznan para alentar a las que están delante para mantener la velocidad.

Cuando una grulla del grupo está herida, se enferma o está cansada y debe salir de la formación, otras salen de la formación y lo acompañan para ayudarlo y protegerlo, acompañándolo hasta que sea capaz de volar nuevamente, alcanzar su bandada e integrarse en la formación. Un ejemplo de solidaridad precioso que nos enseña la grulla

Las grullas son monógamas y establecen lazos de pareja de por vida. Toda una lección de romanticismo que nos dan.  Cada año, a principios de la primavera, tiene lugar el cortejo nupcial, un espectáculo impresionante en el que se producen continuos saltos y danzas acompañados de saludos, reverencias e incluso patadas y otras acciones agresivas acompañadas por fuertes llamadas acústicas (el característico “trompeteo”), emitidas sobre todo la hembra.

Es curioso también que las grullas duermen de pie con las patas en el agua. Esto se debe a que, en el caso de que se acercara algún enemigo, notarían el chapoteo y podrían salir huyendo si hiciese falta. Con solo un día son capaces de nadar en el agua, además de volar.

Las grullas suelen comer mucho. Les gustan sobre todo las bellotas, pero cuando no hay bellotas comen siembras: por eso, a los agricultores no les gustan. Se alimentan también de gusanos, escarabajos… y de ranas, sapos o peces. Las grullas salen a buscar comida cuando amanece y vuelven a dormir cuando se pone el sol.

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