Colaboraciones

Paso a desnivel | David Cárdenas Rosas | Álvaro Obregón en Pachuca.

En el año de 1916, en el teatro Ideal de la Ciudad de México, dijo: “Los tres grandes enemigos del pueblo mexicano son el militarismo, el clericalismo y el capitalismo” y agregó: nosotros podemos acabar con el capitalismo y con el clericalismo, pero, después; ¿quién acabará con nosotros?

Álvaro obregón Murió asesinado el 17 de julio de 1928 en el restaurante La Bombilla, de San Ángel, en la Ciudad de México.

En septiembre 25 de 1927, el caudillo estuvo en Pachuca, Hidalgo, con motivo de su campaña que lo llevaría a la reelección en la presidencia de México.

Recordemos parte del discurso que emitió en la manifestación organizada en su honor.

“Muy poco habría de decir a los hijos de Pachuca, cuando sus ojos han recogido la mejor impresión de la actual campaña política y las impresiones que recogen las pupilas son mucho más elocuentes que las recogidas por nuestros oídos.

Pachuca ha podido presenciar en el transcurso de ocho días solamente, cómo se presentan las masas populares, los mineros y los campesinos, a protestar su adhesión y su simpatía al candidato que ha vivido identificado con el pueblo desde que se iniciara la tragedia revolucionaria.

El pueblo de Pachuca presenció también, cómo desfilaba por las calles de la ciudad una farándula política de fracasados de todos los matices, en un número tan reducido, que no alcanzaría siquiera para formar una lotería zoológica.

El pueblo de Pachuca que presenció aquel fracaso político, debe de haber leído con asombro como los periódicos representativos del elemento conservador multiplicaban el número de aquellos hombres que formaron la manifestación del domingo anterior, para mentirle a la nación, diciéndole que miles de ciudadanos habían recibido al candidato Gómez, (Arnulfo R. Gómez).

Por ventura para la causa del pueblo la victoria a querido sonreírnos también en esta vez; por eso es que los candidatos de la reacción no se atreven siquiera a salir a los pueblos donde los hombres del campo, unidos en un solo esfuerzo y hacia una sola finalidad apoyan la causa popular y la defienden con todo el entusiasmo que demandan.

Sería torpe de nuestra parte tomar en serio las bravatas de nuestros enemigos. Nosotros los venceremos sin necesidad de quemar un solo cartucho. Nosotros debemos organizarnos en agrupaciones políticas, como está organizado el Estado de Hidalgo, para que llegado el día de la elección vayamos a las casillas electorales para sepultar en ellas a los nombres ridículos y tristemente célebres de los generales, Serrano y Gómez.

 

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