Colaboraciones

Paso a Desnivel | David Cárdenas | Tomas Mejía el general sin tumba.

Rígido, con las manos enfundadas en guantes blancos, y en traje oscuro,  permaneció mas de 90 días Tomás Mejía sentado en la sala de su casa como si descansara. Estaba muerto.
Así, su esposa mantuvo el cadáver de uno de los principales generales del ejército conservador, quién siendo joven,  combatió en la guerra entre México y E. U. y luego  apoyó al imperio de Maximiliano, quien al ser derrotado y condenado al paredón para ser fusilado, tuvo a su lado a Tomás Mejía quién murió  junto a él y a Leonardo Márquez, el 19 junio de 1867 .
En el paredón Mejía fue el único que miró de frente al pelotón de manera firme, su cuerpo embalsamado fue entregado a Agustina Rodríguez, quién al no tener un solo centavo para enterrarlo, llevó el cadáver a su domicilio.
Cuentan que afuera de la casa había un sombrero en donde los peatones podían depositar algunas monedas para ayudar a sepultar a quién había sido nombrado General de División por sus méritos en la Batalla de Tacubaya, en la cual derrotó a Santos Degollado.
Se dice que Juárez intervino haciendo llegar apoyo a la viuda para que su esposo fuese sepultado en el panteón de San Fernando.
Cuando Benito Júarez murió, su tumba quedó a unos cuantos metros de la de Tomás Mejía.
Tomás Mejía Camacho fue un indígena otomí, “El amo de la Sierra Gorda”. Nació en Pinal de Amoles, Querétaro, el 17 de  septiembre de 1820.
Estudió las primeras letras en el poblado de Jalpan, y dejó sus estudios básicos para dedicarse  al campo.

Al conocerlo el general José Urrea y el coronel Juan Cano, viendo sus cualidades en la monta, lo trasladaron a Chihuahua a combatir a los apaches.
Mejía participó en  la batalla de la Angostura, contra los invasores de E.U.
De regreso a la Sierra Gorda, en 1849, fue nombrado jefe militar.
De 1858 a 1859 fue Gobernador de Querétaro.
En un combate, Mejía hizo preso a Mariano Escobedo y aun cuando le ordenaron fusilar al prisionero, Mejía le perdonó la vida y le ayudó a escapar.

En 1861 Mejía participó en pocas acciones militares, entre las que se destacan la toma de Querétaro en mayo y la de Huichapan, Hidalgo.

En 1862 apoyò a Maximiliano de Austria. Y con él corrió la misma suerte, murió a su lado en el Cerro de las Campanas.
A Mejía la historia lo ha señalado como un traidor.
Sin embargo se debe de destacar que Tomas Mejía fue un hombre de convicciones.
Desde sus enfrentamientos contra los apaches hasta el cerro de las campanas.
En su testamento le heredó a su hermano una casa de adobe y unas cuantas vacas.
Vivió y murio pobre, muy pobre.
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