Ecologia

Contaminantes climáticos de vida corta tienen un gran potencial de calentamiento global

Los contaminantes climáticos de vida corta (CCVC), son sustancias con un tiempo de vida en la atmósfera más corto que el bióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero.

Los principales son el carbono negro (hollín), el metano, el ozono troposférico y algunos hidrofluorocarbonos (HFC’s), los cuales son considerados los que más contribuyen al cambio climático después del bióxido de carbono (CO2).

Los CCVC provienen de varias fuentes y se comportan de manera diferente:

La fuentes de emisión del metano pueden ser naturales (como los humedales) o antropogénicas como la ganadería de rumiantes, el cultivo de arroz, el tratamiento de residuos y aguas residuales, y la extracción de carbón, petróleo y gas.

El metano tiene una vida atmosférica de aproximadamente 12 años, pero tiene un potencial de calentamiento global muy alto. Además de tener un impacto significativo sobre el calentamiento como gas de efecto invernadero, es uno de los precursores del ozono troposférico.

Las partículas negras de hollín o carbono negro se originan en su gran mayoría por la quema incompleta de combustibles fósiles en procesos industriales, transporte y en procesos de pequeña escala como ladrilleras; así como de quema de materiales como la leña y los residuos urbanos e industriales.

Aunque pueden viajar grandes distancias, estas partículas tienen un periodo de vida corto en la atmósfera, medido en horas o semanas.

A diferencia de otros contaminantes del aire, el ozono troposférico no se emite directamente. Es un contaminante secundario que se forma en la tropósfera a través de complejas reacciones fotoquímicas entre compuestos orgánicos volátiles (óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, principalmente.

Los hidrofluorocarbonos son un grupo de productos químicos manufacturados para el uso en refrigeración y aerosoles entre otros.

Fuente: INECC

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