Colaboraciones

Comunicación Política, Calidad Democrática y Participación Ciudadana | Esteban Ángeles Cerón

La revolución comunicacional en la era virtual, trastoca las fibras más sensibles del escenario político; genera incertidumbre, desconcierto y quebranta las tradicionales lógicas de control y los códigos formales del poder institucional en el orbe.

Las nuevas formas operacionales de la comunicación, hacen que la sociedad civil se vuelque en un frenesí de interacciones, intercambios y seguimiento de patrones sociales; y tejen redes propensas al engaño, donde prima la desinformación ante un animismo de modas o un mimetismo de intereses oscuros, al grado que la voluntad general vaticinada por Rousseau, suele caer en el engaño.

Ante este escenario, el Instituto Nacional Electoral (INE) y la Red Facebook suscribieron un acuerdo para promover la participación ciudadana en los comicios electorales de 2018, generar información de calidad y garantizar mejores prácticas de comunicación política a través de la difusión del portal Facebook Live, plataforma que transmitirá en vivo los debates presidenciales.

El diseño de esta estrategia cívica es inédita a nivel mundial y atiende al síndrome de “Democracia hackeada”, que experimentó Estados Unidos en la pasada elección presidencial, en la que resultó triunfador Donald Trump. También evidencia que hacen falta estructuras y organismos que sean verdaderos espacios para la participación ciudadana informada y activa, en apoyo al ejercicio público.

El INE no puede perder de vista en esta estrategia comunicacional, que el derecho humano a la participación ciudadana constituye la base de sustentación del proceso electoral y debe ser la vanguardia de los tomadores de decisiones bajo los principios de transversalidad, gobernanza activa y gobierno abierto, condiciones irrestrictas del quehacer público, en un ejercicio cívico-institucional.

Empero, subyacen elementos vitales dentro de la cultura política que debemos precisar.

La calidad de la democracia, como aspecto vital para transitar a una sociedad de oportunidades, debe ir más allá de la comunicación virtual. En los hechos, garantizarle a la sociedad comunicarse democráticamente, advierte horizontalidad y asociativismo informado; e interacción con partidos y candidatos para crear espacios de interlocución que permitan construir y direccionar las plataformas programáticas, y socializar ampliamente planes de gobierno.

En este trazo, la democracia debe construirse desde las estructuras endogámicas de los partidos políticos, para que sus bases militantes y poder orgánico, obedezcan principios de consenso, armonización de voces, e integración horizontal en la toma de decisiones, con una dinámica de cohesión y respeto de trayectorias, lealtad e inteligencia política. Gramsci lo denominó “Moderno Príncipe”, idea de partido político cuya virtud es ser un intelectual orgánico y no una estructura autoritaria, anquilosada y de pensamiento vetusto.

En la praxis de esta conducción, los candidatos deben ser interlocutores sociales, hombres probos de trayectoria y servicio público; de grandes anhelos de justicia, nunca arquetipos mesiánicos ni populistas que encierran el peligro de Pandora, que desata fuerzas oscuras y demonios sociales.

Un elemento indispensable en esta nueva lógica de comunicación política, la constituye la doble vía de interacción sistémica, que conjuntan sociedad civil e instituciones. El poder real del Estado se encuentra en la ciudadanía organizada y su poder formal en las instituciones que hacen operativas las funciones del Estado. En ambos casos, el proceso electoral debe atender al fortalecimiento de estas categorías.

En la próxima elección presidencial, 14 millones de jóvenes podrán sufragar. Estos actores sociales deliberantes y dinámicos en las redes de comunicación, requieren interactuar con actores políticos tomadores de decisiones y trascender en el ejercicio de los debates y el conocimiento de las plataformas programáticas para entender los proyectos políticos y el alcance de sus propuestas. Esta condición es clara y consustancial para orientar un voto de calidad en la construcción de un país de oportunidades y equidad social.

En este contexto, la armonización de la comunicación política no puede excluir a los ciudadanos que no están integrados a los medios virtuales. Si bien es cierto que 80 millones de mexicanos cuentan con Facebook, también existe otra realidad donde la marginación y la pobreza han acrecentado la brecha de oportunidades. La estrategia del INE debe ampliar su horizonte creando mecanismos para integrar en la diversidad de posibilidades a todos los mexicanos, sin importar su condición social, etnia, credo o filiación política. Este es el verdadero reto de una estrategia comunicacional del proceso electoral de 2018.

Este escenario de horizontalidad de la comunicación política, calidad democrática y participación ciudadana, exige revitalizar las estructuras del Sistema de Partidos Políticos, institucionales y cívicas.

Estamos en presencia, no sólo de una revolución comunicacional, sino de la conciencia. Se debe garantizar que la información se convierta en cognición política; de lo contrario, habremos privado a los ciudadanos de dar el gran salto a la cultura política del país, porque les habremos infringido una derrota política ante un proceso electoral, que no puede escindir al principio de inclusión ciudadana de ninguna manera.

La era de la comunicación política, que se basa en el comunnis, es decir, en una base de sustentación homogénea de contenidos, pero mucho más importante, de cognición, es lo que hará trascendente este acto, no sólo para elegir un presidente, sino para construir el país de todos.

No podemos obviar que la intención del INE es blindar la comunicación política, pero debe ir más allá, debe garantizar que la elección sea de la ciudadanía, para las y los ciudadanos y por las y los ciudadanos. Esta es la línea horizontal de la democracia que genera fibras identitarias ante el ejercicio de gobierno.

Si admitimos que la democracia deviene del poder soberano del pueblo, no puede, como régimen político y de gobierno, quedar secuestrada por la comunicación política, o por poderes fácticos que protegen emporios y élites que controlan el poder público y subyugan al ciudadano a través de una hegemonía que fractura toda idea del comunnis político.

Le compete al INE disponer el control de la información, su empoderamiento ciudadano y la comunicación política de calidad como elementos a custodiar en la elección presidencial de 2018. Hace falta trascender desde la conciencia y cultura política para que partidos y candidatos no conviertan al proceso electoral en guerra sucia, pantomima o actividad circense.

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  • Después de 16 años de haber sido creado, se decretó la extinción del CCCEH Organismo Público Autónomo. Agradezco a los más de 2000 Consejeras y Consejeros y a los 54 integrantes de la estructura administrativa el aporte de su talento, tiempo y vocación de servicio en apoyo a las instituciones públicas y privadas con las que compartimos tareas comunes para dignificar el derecho humano a la participación ciudadana y al buen gobierno en Hidalgo.

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