Opinión del Día

Paso a Desnivel

David Cárdenas

Don Gilberto Bosques Saldívar, un héroe civil.

Estamos habituados a que los héroes tangan las manos llenas de pólvora.

Que sepan “agarrarse a tiros”, que encabecen estrategias militares, o que sean elocuentes oradores.

Socialmente se ha ido más allá, se ha convertido en “héroes” a agresores de la sociedad.

Solo falta aplaudir a Caín por haber dado muerte a su hermano…

Pero qué hay de aquellos que con el Derecho en la mano se oponen a crímenes históricos.

Hoy  recordamos a uno de ellos. Venerarlo deberíamos.

Don Gilberto Bosques, quién le salvo la vida a más de sesenta mil personas.

El Cónsul mexicano está considerado por asilados, Judíos, Franceses, Españoles, Gitanos, y mexicanos en desgracia, como un ángel de la guarda…

Hablamos de un caso de nobleza humana.

…En Europa se escuchaba el paso marcial, “el paso de ganso” de los soldados teutones

Era la 2ª. Guerra Mundial. Alemania invadía a Francia

Lázaro Cárdenas envió a Bosques a Francia, al ver que Alemania era un riesgo para el mundo.

El Maestro nacido Chiautla de Tapia, Puebla; el  20 de julio de 1892, y que había sido periodista, y político, llevaba  -por encomienda presidencial- un cargo diplomático. Corría el año de 1939.

La invasión a distintos pueblos por parte de Hitler y sus falanges era impresionante

Nadie les pudo contener. Arrasaron pueblos, ciudades y aldeas. Y construyeron los campos de concentración. Millones de personas murieron en esa guerra

La encomienda a Bosques fue defender a los mexicanos residentes en la Francia no ocupada, pero  protegió también a otros grupos.

Gilberto Bosques llegó a Francia. Francia fue derrotada y Bosques se instaló en España

La república española cae y son perseguidos –por Franco- los españoles derrotados. Muchos huyeron al Consulado Mexicano.

Gilberto Bosques no le cerró nunca la puerta a los perseguidos… fueran de donde fueran…

El mexicano se enfrentó a la Gestapo, a los soldados del III Reich Alemán, ¡ni más ni menos! Y sin una pistola… “ a mano limpia” como era  en los viejos tiempos. Con el Derecho como herramienta.

Gilberto Bosques firmó salvoconductos a favor de familias perseguidas y las embarcó a México.

Con ayuda del gobierno mexicano rentó dos castillos para albergar a los perseguidos.

La bandera mexicana, la de la libertad, ondeaba en lo alto. Hasta esos castillos llegaron los nazis.

“…Aquí usted no puede pasar…” dijo Bosques al militar alemán… y agregó con voz sonora y  clara. Clara para que se entendiera y fuerte para que se escuchara… “¡es territorio mexicano!”

El militar alemán al ver la entereza del diplomático mexicano, se marchó derrotado.

Gilberto Bosques fue incansable. En los castillos creó una compañía de teatro, un coro, diversificó las tareas, creo grupos de trabajadores por oficios, carpinteros, herreros, forjadores, campesinos, impulso la agricultura de autoconsumo, barbechó, sembró y cosechó con los alimentos.

Rentó buques, pagó pasajes, acompañó hasta la escalerilla y en los pasillos de los buques,  a las personas que los nazis y españoles falangistas pretendían acorralar…

Más de 60 mil salvoconductos firmó el mexicano Gilberto Bosques Saldívar.

Y todos llegaron a Veracruz… de ahí a la capital de México.

Cuando México declaró la guerra al Eje, el Consulado fue cerrado por los alemanes.

Un general Nazi, un ratero cualquiera, pretendió robarse el dinero de la caja fuerte del Consulado y Gilberto Bosques le obligó a que ¡le firmara un recibo. De esa talla era Don Gilberto Bosques.

Luego lo apresaron… Permaneció cautivo hasta que el gobierno mexicano y el alemán intercambiaron prisioneros.

Espías alemanes por Gilberto Bosques y sus compañeros del Consulado.

Al regresar a México, millares de refugiados agradecidos lo esperaron –casi 10 horas- hasta que llegó el tren para vitorearlo y reconocer su labor  en la etapa más oscura de la humanidad.

Dueño de una personalidad sin tacha y una sencillez que en él se magnifica, ante la gratitud y reconocimiento de los, antes perseguidos y ahora  nuevos mexicanos. Dijo textualmente:

“No soy yo… fue México…”

He ahí a un héroe… don Gilberto Bosques Saldívar.

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